Don Ramón llegó a Castellón en medio de un clima de depresión absoluta, con la promoción de ascenso y el primer puesto a 7 y 9 puntos respectivamente. No olvidemos que este último era el objetivo que debía exigirse a un club histórico como el albinegro en 3ª División. Tan serio como sincero, tan espontáneo como metódico para su trabajo, y tan lejano del estereotipo de entrenador cosido al tópico y escapista de la disculpa fácil, como fiel y valiente, al no haber eludido nunca la meta real, que no era otra que ser campeón de grupo. Sí, me refiero a Ramón María Calderé, que fue en su momento un futbolista importantísimo tanto para la Selección como para el Barcelona. El segundo del grupo (At. Levante) ya mira con telescopio al Castellón y no digo nada del Muro, que está empatado con el Villarreal C (no puede acceder a la promoción aunque se clasificará), con cinco y 12 puntos de ventaja respectivamente a tres jornadas del final. Sí, es cierto, el Castellón tiene el presupuesto más alto y la mejor plantilla, pero la travesía, pese a todo, no ha sido nada fácil. Y el gran mérito es de don Ramón o de Calderé, me da igual cómo quieran llamarle. Me gusta la gente que va de frente y que habla sin tapujos, sin perder nunca esa caballerosidad que tantas veces encuentro a faltar en el fútbol. Él ha sabido absorber la presión para sí mismo cuando tocaba en momentos clave, igual que poner los puntos sobre las íes con determinados arbitrajes que perjudicaron al equipo.

No me olvido de los casi mil aficionados albinegros que disfrutaron ayer en Sagunto con su equipo, una cifra que será todo lo superior que deje el aforo del campo rival cuando llegue la promoción de ascenso, y que logrará llenar las 14.000 localidades de Castalia.

Su discurso incluye un buen fútbol y una riqueza táctica importante. Sabe lo que hace y también dosificar y dar protagonismo a todos sus jugadores.

Ahora solo confío en que Javi Selvas y Rubén Suárez se recuperen a tiempo para jugar los partidos decisivos. A Calderé le recuerdo el pacto que me lanzó en Televisión de Castellón: una celebración especial y desvelar la promesa que ha hecho si sube el Castellón. Igual que a Rubén Suárez le conmino a que vaya encargando las dos botellas de sidra asturiana que prometimos escanciar delante de los espectadores albinegros con el ascenso. ¡Ponla a enfríar, Rubén!

Mientras, hay que culminar la faena en casa ante Utiel y Ribarroja. A Castalia le servirá de calentamiento para la promoción. Y quiero terminar estas líneas recordando la delicada situación económica del CD Castellón. El ascenso traerá consigo esfuerzos añadidos en forma de aval y pago de deuda. Por ello no comprendo algunas quejas cuando se ha pedido pagar 10, 15 ó 20 euros por un paquete de tres entradas en la final de la Copa Federación. El club se debe sacar adelante entre todos, hasta que se acepte, o cuaje, alguna de las opciones de venta posibles. Y sino la ampliación anunciada por David Cruz.

Y también espero que después de elecciones, el Castellón siga siendo importante. El deporte, en este caso la camiseta albinegra es un sentimiento, que nunca debe servir para trapichear votos. La gente tiene memoria... Después del 24 de mayo, pase lo que pase en las urnas, el Castellón debe seguir siendo un emblema para la ciudad.

Y termino pidiéndoles su apoyo para otro equipo capitalino como es el Amics. Mañana martes, a las 20.30 horas en el Ciutat, empieza su carrera a la Adecco Oro. Castellón, y esta gente que dirige al Amics, se merecen este ascenso a la antesala de la ACB. ¡Apoyen! H