Cinco años han pasado desde que Lolo se enfundase por primera vez la camiseta del Castellón, procedente del Teruel de Calderé. Era otro jugador, distinto, nada que ver con el de ahora tanto en lo futbolístico como en lo personal. El andaluz pagó caro un error que le provocó la salida por la puerta de atrás en una temporada que ya era convulsa de por sí en Castalia, recién asumido el descenso a Segunda B y empezando a vislumbrar el hondo pozo al que Castellnou2005 había condenado a la entidad. Dio positivo por una sustancia no médica y estuvo dos años sancionado. Los más de 30 goles que viene de firmar con el Sariñena le volvieron para recibir la llamada de Calderé y del Castellón.

Había dudas por cómo podía encajar en su regreso a Castalia. Él las disipa. “Conozco a varias personas. La gente de Castellón me ha acogido muy bien, ahora mismo solamente siento las muestras de cariño”, sentencia el futbolista, competencia pura y dura de todo un Rubén Suárez. Sorprende que solo anotase un gol en su anterior etapa y que tanto antes (Teruel) como después (Sariñena) haya superado la treintena. “Cuando estuve aquí, hace cinco años, no podía marcar tantos goles porque jugaba de pivote”, se justifica el sevillano, que tuvo a sus órdenes tanto a Jordi Vinyals como a Juan Casuco.

ES OTRA ‘COSA’ // Reconoce Lolo que estas primeras semanas de trabajo están resultando especialmente duras. “Está siendo una pretemporada de Primera División, pero es lo que toca para llegar bien al principio de la competición”, comenta el mediapunta. Él mismo nota en sus carnes las enormes diferencias con lo que sudó el año pasado a estas alturas, y eso que militaba en un conjunto ubicado en la calurosa zona oscense de los Monegros. H