Unai Emery apagó un fuego en el Sevilla y encendió otro en su exequipo. Mestalla puede estallar el próximo sábado (20.30 horas) frente al Barça después de los últimos batacazos en la Champions League (el Valencia dejó de depender de sí mismo para acceder a la siguiente fase de eliminatorias) y en la Liga (derrota ayer en Sevilla). Por eso Nuno ha optado por lo fácil, por marcharse, porque no soporta más la presión de la afición che y su melodía preferida (“Nuno vete ya”). El portugués no quiso hacerlo oficial anoche en el Sánchez Pizjuán. Se limitó a decir que lo había hablado con el propietario del club (Peter Lim) y con la presidenta antes y después del partido, aunque sus mensajes de agradecimiento a todos (“jugadores, directivos...”) daban por hecha su marcha. En la capital del Turia esperan el comunicado oficial del club en la jornada de hoy, pues el equipo juega Copa del Rey frente al Barakaldo el miércoles y tendrán que buscar al sustituto (barajan los nombres de Juande Ramos, Laudrup y Rijkaard, técnicos que no sean del entorno de Jorge Mendes).

Nuno no tuvo una despedida brillante, pues no se le ocurrió otra genialidad más que sentar a Jaume Doménech, el guardameta de Almenara que había evitado el hundimiento del equipo con sus intervenciones milagrosas. Además, todo se torció en la primera parte, con la expulsión de Cancelo, a la que se sumó tras el descanso la de Javi Fuego. H