3NO SÉ si el entrenador estaba superado por la situación; si los jugadores más valiosos han dimitido; si a los jóvenes les viene grande esto; si algunos veteranos ya no dan más... Pero había que hacer algo para intentar revertir esta dinámica. Cualquier cosa menos quedarse sentados a esperar el fatal desenlace que parecía vislumbrarse en Valencia.

3ERA COMPLICADO para José Molina cuadrar una alineación falta de volantes puros, así que optó por Nilmar y Martinuccio en las alas, y Marco Ruben como referencia, pero, a pesar de contar con tres atacantes natos, el equipo fue una oda a la ineficacia ofensiva. El único remate con peligro fue de Javi Venta dirigido hacia su portería.

3SUPONGO que la idea del Villarreal era hacer ataques rápidos intentando no desordenar al equipo para evitar el contragolpe, el arma más mortífera del cuadro local entrenado por Juan Igacio Martínez. El caso es que los centrocampistas amarillos nunca lograron involucrar a sus puntas en el desarrollo del juego colectivo. Por su parte, el Levante tampoco acompañaba el pelotazo con muchos efectivos, así que el igualado encuentro se jugó prácticamente sin porterías.

3ADEMÁS, los tres delanteros del Villarreal estuvieron muy estáti-cos. No hubo diagonales o desmarques de apoyo, así que la zaga azulgrana no paso apuros. Hubo una fase en el primer acto en la que Mario se desdobló con más convicción y el equipo tuvo más efectivos en la zona ancha, pero continuó la anemia ofensiva.

3EL PARTIDO tuvo una altura futbolística baja. El segundo tiempo se inició con mayor dominio local, con el Submarino muy encogido y sin lograr pasar de la divisoria con el balón controlado. Sí, había entrega y algo de temperamento, compaginado con una clara falta de ideas. En todo el trámite se imponía claramente el fútbol trabado al talento.

3UN ENCUENTRO tan cerrado se suele decidir por dos factores: un error o una genialidad y, como de la segundo estábamos muy es-casos, de lo primero hubo unos cuantos y, como casi siempre, todos cayeron del lado amarillo. Y, en este sentido, hay que apuntar claramente a José Molina y a Marchena, con incidencia en el resultado final.

3EL TÉCNICO retiró a Castellani y dio entrada al andaluz y, como en Zaragoza, Marchena entró en el campo como un elefante en una cacharrería, dispuesto a llevarse por delante a todo lo que se moviera. Era un periodo en el que el mediocampo se había hecho un vacío y aquello era un ida y vuelta improductivo.

3ABOCADOS a un empate que no era un buen negocio para ningu-no de los dos, Marchena adquirió un protagonismo decisivo en el epílogo de la contienda. Dos entradas temerarias del andaluz dejaron a su equipo en inferioridad y casi privándole de cualquier opción de ganar. Para colmo, su segunda falta fue la que propició el gol del Levante.

3MOLINA decide hacer un cambio, algo siempre peligroso con una jugada a pelota parada en contra. Hubiera entendido la presencia de Gonzalo para defender mejor la jugada, pero entra Camuñas para relevar a Nilmar, miembro de la barrera de dos unidades que había formado Diego López. Rubén tira a romper en la dirección de Camuñas y este se encoge. Entre el portero y el poste evitan el gol, pero al rechace acuden hasta cuatro camisetas azulgrana y una amarilla. Y esto es lo que hay. Insuficiente sino llega un cambio radical. H