FUE un resultado difícil de digerir. El Villarreal tuvo supremacía en la posesión, jugó bien, llegó mucho a zonas de finalización, sobre todo en la primera parte, gozó de buenas ocasiones, remató más que nunca, pero volvió a despeñarse en el área rival, y fue un equipo ofensivo-inofensivo.

LAS capacidades están por encima de los dibujos y el sistema es solo un punto de partida. Lo que importa es el desarrollo. Velázquez dispuso algo novedoso, que a veces parecía un 4-1-4-1, otras un 4-2-4 y hasta un 4-3-3. En la coreografía local, la alternancia de posiciones era continua y, entre tanto medio y atacante, tan solo Senna guardaba el sitio en su doble función creativo-defensiva.

LA PARTITURA amarilla sonaba bien. Con balón, los locales se exhibieron armónicos, y su fútbol de asociaciones y triangulaciones tuvo ritmo y profundidad durante todo el primer acto, con continuas llegadas al área. Sin balón, hubo oficio y seriedad defensiva, buscando muy arriba la pelota y los posibles receptores. Senna estuvo bien dando y enorme en el esfuerzo a la hora de recuperar.

OTRO aspecto positivo era el buen rédito que se sacaba a las llegadas exteriores. La participación ofensiva de los laterales es básica en un equipo que quiera jugar bien. Ayer se incorporaron con soltura y decisión, pero aún hay que mejorar en los centros.

HASTA ahora no hemos hablado del Murcia. Era una comparsa en un partido unidireccional. Sus jugadores más técnicos fueron obligados a tocar en zonas irrelevantes sin poder conectar con los dos puntas. Aun siendo sometidos a un dominio tan persistente como ineficaz por su rival, los de Siviero, en su única ocasión, se toparon con la madera acabando el primer acto; un aviso de lo que esperaba en la segunda mitad.

FUE el Murcia el que empezó insinuando más cosas tras el paso por la caseta, pero duró poco el amago de rebeldía, ya que en una contra llegó el penalti y el omnipresente Senna puso justicia en el marcador. El dominio se restableció y el Villarreal volvió a dominar los acontecimientos del partido, pero sin percutir tanto.

EL ESCENARIO era cómodo para los locales, que mantenían ale-jado de su área al oponente, cuyo entrenador tampoco se decidía a jugarse el todo por el todo. ¿Faltó poner algo más para buscar el 2-0? Es posible. No se pasaban sobresaltos, pero siempre es desaconsejable llegar al tramo final con un marcador tan fronterizo.

Y FUE en ese periodo cuando los técnicos movieron las piezas de forma más decisiva. Siviero puso en punta a Kike y Saúl, metió de enganche a Nico, centralizó la posición de Emilio y dejó la banda derecha para el lateral Molinero. Velázquez tomó precauciones al dar entrada a Toribio y Costa, y retirar del campo a Cani y Moi.

POR OBLIGACIóN apretó el Murcia en esos últimos minutos, pero sin generar grandes situaciones. El resultado solo lo podía alterar un error local o una genialidad visitante, y Javi Venta dudó donde no se debe dudar jamás a la hora de despejar... Saúl no perdonó.

después, otra vez subidos a la lotería de la épica, que igual pudo entrar el cabezazo de Ikechukwu Uche al palo como el postrer lanzamiento de falta de Emilio. Durante 80 minutos el Villarreal había sido mejor, pero de nuevo acabó siendo reo de su falta de contundencia en la definición. H