El trono del fútbol de la Comunitat Valenciana ha dado un vuelco espectacular en los dos últimos años. El Villarreal ha confirmado en este periodo su sorpasso sobre el Valencia, que ha perdido a pasos agigantados peso específico a favor del club amarillo, tanto en el aspecto deportivo como en el social. En el terreno de juego, el derbi autonómico del próximo sábado (20.45 horas) será uno de los más desiguales en la historia de los Villarreal-Valencia, con los 15 puntos de diferencia —los 31 del conjunto amarillo casi doblan los 16 con los que se presenta el Valencia, eso sí, con un partido pendiente ante el Real Madrid— que separan actualmente a ambos equipos a una sola jornada para que concluya la primera vuelta de la Liga.

El habitual transitar de los de Fran Escribá por la zona europea contrasta con la dificultad de un Valencia que empezó el presente ejercicio acumulando cuatro encuentros sin conocer la victoria bajo la dirección de Pako Ayestarán. Ni el parche momentáneo de Voro, al que el club de Mestalla ha vuelta a recurrir ahora de manera definitiva, ni la irregular etapa del dimitido Cesare Prandelli han podido evitar que el Valencia siga flirteando peligrosamente con los puestos de descenso. En contraposición, el Submarino no se ha bajado de los puestos europeos desde la cuarta jornada de la presente Liga, plazas que defenderá el sábado en el Estadio de la Cerámica.

El reto de repetir en Europa frente al de la permanencia

La gran diferencia de objetivos deportivos ejemplifica de la mejor manera posible la actual situación de superioridad del Villarreal ante el club tradicionalmente más representativo de la capital de la Comunitat. Desde su último regreso a Primera, el Submarino no ha faltado a su cita con las competiciones continentales (desde la temporada 2013/14), un reto que mantiene en la presente campaña y para el que está más que bien situado con la actual sexta plaza que defenderá el sábado ante el Valencia, que ya ha descartado aspiraciones más altas que la simple permanencia en la máxima categoría.

El conjunto che ya se quedó fuera de Europa en la temporada 2013/2014 —fue octavo en la Liga—, síntoma de los problemas que vendrían poco después. La 12ª plaza del pasado campeonato parecía hacer tocar fondo al Valencia, pero no. La línea descendente ha tenido más recorrido en esta primera parte de la Liga, en la que el equipo de Voro está solo una plaza por encima de una zona de descenso en la que el próximo rival de los amarillos ya ha habitado en cinco jornadas.

La continuidad de la columna vertebral del equipo amarillo

Una de las principales bazas que ha esgrimido deportivamente el Villarreal ante su principal competencia en la Comunitat Valenciana es la de un proyecto deportivo en su primer equipo consolidado a base de las renovaciones de jugadores esenciales. Con Bruno —pretendido por el Valencia en el verano del 2012, tras el descenso— se inició la fuerte apuesta por una política deportiva enfocada a mantener a los baluartes del equipo, siempre sin poner en riesgo la estabilidad económica. Así, la columna vertebral del Submarino —Asenjo, Mario, Musacchio, el propio Bruno, Trigueros...— ha permanecido inalterable en los últimos tiempos.

Un logro que no ha conseguido alcanzar un Valencia que ha visto como varios de sus principales activos sobre el campo han emigrado en busca de mejores opciones deportivas y económicas. Hombres como Mustafi, André Gomes, Javi Fuego, Paco Alcácer o Feghouli —indiscutibles en las anteriores campañas— hicieron las maletas este verano, como antes ya lo hizo Otamendi.

Tres inquilinos en el banquillo ‘eléctrico’ de Mestalla

El Villarreal tuvo su marejada en el banquillo antes de que la competición entrara en escena. El relevo de Marcelino por Escribá planteó unas breves dudas, lógicas del cierre de una etapa exitosa y la incertidumbre de la llegada del nuevo técnico, que ha contado con la confianza del club tras unos inicios complicados, sobre todo por la eliminación en la previa de la Champions.

La del Valencia es otra historia. Desde la salida del club de Unai Emery —actual entrenador del PSG—, el banquillo valencianista ha sufrido una decena de cambios. Tres corresponden a esta primera vuelta de la Liga que está a punto de completarse. La apuesta por Ayestarán se desvaneció con el pésimo arranque que colocó al Valencia en zona de descenso. La llegada de Prandelli, previa una breve incursión de Voro, no solucionó la racha de malos resultados. La dimisión del italiano dio de nuevo paso a Voro, esta vez pasando de la interinidad a, eso apunta, solución definitiva.

La gestión cercana en Vila-real y la lejanía de Singapur

El Villarreal ha centralizado en sus oficinas de la Ciudad Deportiva todo su engranaje deportivo y organizativo. Allí se negocian las principales operaciones, con la presencia casi diaria de su consejero delegado, Roig Negueroles, muchas veces, junto a su padre, Fernando Roig, uno más presenciando los entrenamientos del primer equipo junto al resto de aficionados amarillos.

Esta cercanía de la cúpula amarilla con su masa social se ve como algo inaudito en los últimos años en el Valencia, una entidad dirigida a más de 11.000 kilómetros de distancia, en la sede de Meriton —la empresa del actual propietario, Peter Lim, en Singapur—. Mestalla ha quedado en una mera sucursal del club que absorbe las decisiones que llegan desde el país asiático.

Fernando Roig, estabilidad durante dos largas décadas

Fernando Roig ha sido el factor clave en el espectacular crecimiento del Villarreal desde que el empresario se hiciera cargo del club a mitad de la temporada 96/97. Son ya 20 años consecutivos al frente —con muchos más éxitos que decepciones en su currículo—, los que convierten a Fernando Roig en el presidente más longevo de Primera División, tomando el relevo de Augusto César Lendoiro (Deportivo).

La estabilidad institucional de la entidad amarilla durante estas dos últimas dos décadas contrasta poderosamente con la inestabilidad de la butaca presidencial del Valencia CF, que ha visto pasar a una decena de máximos mandatarios en todo este periodo. A la actual mano derecha de Lim, Layhoon Chan —actual presidenta del consejo de administración del club de Mestalla—, la precedieron, en la mayoría de los casos con más pena que gloria, Salvo, Andreu, Llorente, Gómez, Soriano, Morera, Soler, Ortí —el presidente de los dos últimos títulos de Liga del conjunto valencianista— y Cortés.

La Cerámica y dos ciudades deportivas contra ‘cemento’

El crecimiento deportivo del Villarreal ha estado acorde con el de infraestructuras, que sigue avanzando con el proyecto de renovación del Estadio de la Cerámica. El club amarillo tiene a su disposición dos ciudades deportivas (Miralcamp y Pamesa), básicas para su objetivo de nutrirse en el futuro de jugadores formados en su cantera.

Por contra, el Valencia se ha visto obligado a paralizar sine die su gran proyecto: el Nou Mestalla, actualmente una masa de cemento. Las obras, que comenzaron en el 2007, quedaron suspendidas en febrero del 2009.

La fuerte apuesta amarilla por los deportes ‘menores’

El club vila-realense nunca ha tenido secciones deportivas, pero eso no quiere decir falta de apoyo al polideportivo de la provincia de Castellón. La creación de Endavant Esports da apoyo económico y logístico a un total de 14 clubs de baloncesto, atletismo, balonmano, voleibol… además de a deportistas individuales como los tenistas Roberto Bautista, Sara Sorribes, Sebastián Mora…

El Valencia CF, por el contrario, vive de espaldas a todo lo que no sean sus equipos de fútbol desde el año 1994. Fue entonces cuando Paco Roig —hermano del presidente del Villarreal— decidió prescindir de las secciones deportivas del club de Mestalla (atletismo, natación, halterofilia…) para centrar exclusivamente los rendimientos económicos en el primer equipo.

45 millones, la diferencia de gestión entre ambos clubs

El Villarreal cerró el pasado mes de diciembre el balance económico de la pasada temporada, en el que destacó el superávit de 14 millones de euros en la balanza entre ingresos y gastos, una cifras impulsadas por la venta multimillonaria —alrededor de los 40 millones de euros— de Eric Bailly al Manchester United y que le ha permitido en el actual ejercicio afrontar el fichaje de jugadores contrastados para su proyecto como Sansone o Soriano en el siempre caro mercado italiano.

La gestión del Valencia no tuvo el éxito de la de los vecinos, cerrando la campaña 2015/2016 con unas pérdidas de 31 millones de euros, aunque solamente tres de ellos responsabilidad directa del actual accionariado del club de Mestalla. Los otros 28 millones que salieron de las arcas valencianistas en concepto de multas y sanciones: más de cinco reclamados por Hacienda por irregularidades cometidas entre el 2010 y el 2014 y unos 23 reclamados por la Unión Europea por el aval recibido por la fundación del club por parte del Instituto Valenciano de Finanzas en la ampliación de capital el 2009.