Dos meses y cuatro días. Este es exactamente el tiempo que Tito Vilanova ha pasado en Nueva York, donde ha recibido tratamiento para superar el cáncer en la glándula parótida que se le reprodujo a finales de año. Demasiados días, demasiados partidos. Pero finalmente la ausencia toca a su fin: el entrenador azulgrana regresa esta misma semana a casa, donde la familia barcelonista lo espera con los brazos abiertos.El Barça no ha precisado el día concreto en que el técnico aterrizará en El Prat para evitar presiones, pero este martes por la tarde hay entrenamiento, así que todo parece indicar que será inminente. Tampoco se sabe si viajará el viernes a Vigo con el primer equipo. Pero que esté o no esté en Balaídos el sábado es lo de menos, porque si es necesario Jordi Roura volverá a ser sus ojos, sus oídos y su voz, como lo ha sido durante estas últimas nueve semanas.

Quizá Roura es quien más ha echado en falta a Tito. En estas nueve semanas no se ha sentado en el banquillo reservado habitualmente para el primer entrenador, tampoco ha ocupado su lugar en el avión durante los desplazamientos. Ni siquiera ha osado entrar en el despacho de su amigo. "Soy el segundo entrenador, no el primero", ha subrayado en repetidas ocasiones para dejar claro que nunca hubiera deseado que se produjera esta situación, y mucho menos por motivos de salud.

Once días para olvidar

El contacto entre ambos ha sido permanente gracias a las nuevas tecnologías --uno planificaba y otro ejecutaba--, pero la ausencia del jefe se ha notado: primero el Barça cayó ante el Milan en la ida de los octavos de la Champions en San Siro (2-0), después fue eliminado de la Copa del Rey por el Madrid en el Camp Nou (1-3) y finalmente perdió el clásico liguero en el Bernabéu (2-1). Fueron once días para olvidar, once días que pusieron en la palestra al equipo, al equipo técnico e incluso a la directiva. Pero la épica remontada ante el equipo italiano (4-0) disipó todas las dudas.

Ahora Tito regresa para coger las riendas. A la vuelta de la esquina le espera el París Saint-Germain (2 y 10 de abril). Y ya tiene el primer problema sobre la mesa: sin Puyol ni Adriano y con la duda de Alba, debe idear una defensa capaz de atar al equipo francés. Tampoco puede perder de vista la Liga, ya que aunque los 13 puntos que separan al Barça del Madrid parecen un buen colchón no se fía del equipo blanco. En definitiva, vuelta a la normalidad, vuelta al día a día.