Tres jornadas después de su desaparición de las alineaciones de Marcelino, tras un derbi de Mestalla en el que se resintió de una lesión en el pie, Mateo Musacchio volvió el pasado sábado a enfundarse el 5 para liderar de nuevo la defensa del Submarino y, desde su habitual solvencia, ayudar a romper la negativa racha de cuatro partidos sin victorias locales en el Madrigal. El central argentino ponía fin de manera exitosa al que recuerda como su más largo ingreso en la enfermería, dispuesto a ser un pilar importante en la consecución de la plaza europea que, ahora sí, acaricia el Villarreal a falta de cinco jornadas para que concluya la competición.

Sus hechuras de veterano en el campo muchas veces pueden hacer olvidar que estamos ante un jugador de tan solo 23 años, una juventud que supone un plus añadido para que su nombre ya haya formado parte de las agendas de algunos de los clubs más poderosos del planeta, entre ellos el Barcelona. El Real Madrid ya estuvo a punto de llevárselo cuando en Argentina todos hablaban maravillas de un central de 16 añitos al que la grandeza del River Plate no parecía impresionarle. Esta vez, el Villarreal fue el más listo y se llevó la codiciada pieza.

Si llega el momento de despedirse, Musacchio dejará un buen pellizco en las arcas del Villarreal, que será mucho mayor si los dirigentes amarillos culminan con éxito el litigio que mantienen con el River Plate por el 100% de los derechos del futbolista rosarino. Mateo Musacchio, el principal protagonista, se mantiene totalmente al margen de los acontecimientos: “Es algo que lleva el presidente; no sé nada”.

--Intento hacer memoria y no recuerdo una ausencia tan prolongada de Mateo Musacchio durante su etapa, todavía corta, en el primer equipo del Villarreal hasta su regreso ante el Levante. --Cierto. Nunca estuve tanto tiempo fuera por problemas físicos, pero ya está olvidado. Fueron tres semanas que se me hicieron muy largas. Lo que pasó es que después de lesionarme en el partido ante el Espanyol no me acabé de recuperar bien. Me infiltré y jugué contra el Valencia y el Athletic, y eso retrasó la recuperación. Aunque intenté por todos los medios continuar jugando, no podía y tuve que parar. Ahora, por fortuna, ya estoy perfecto.

--En esta segunda parte de la temporada a los defensas del Villarreal les ha tocado la de arena... Casi todos han pasado o se encuentran todavía en talleres.

--Se han acumulado los problemas en esa demarcación. Hemos tenido la mala fortuna de las lesiones de Chechu (Dorado) y Pablo (Íñiguez); Gabriel también ha estado tocado en algún entrenamiento, yo mismo no me he podido salvar de la mala racha… Pero ahí estamos de nuevo. En este equipo los que salen rinden.

--Era de vital importancia para el equipo que usted pudiera volver.

--Vital para el equipo y también para mí. No estaba acostumbrado a ver tantos partidos desde la grada y no lo llevo bien. No tuve ninguna lesión grave desde que llegué aquí ya hace más de cuatro años, gracias a Dios; así que esa inoportuna fracturita --se rompió el dedo meñique del pie izquierdo el 24 de febrero, en Cornellà-El Prat-- es el peor percance físico por el que he pasado. Ya tenía muchas ganas de jugar y de entrenar bien.

--Por todo el tema de las bajas de compañeros en la defensa, el haber sufrido su peor lesión en el Villarreal, ¿podemos entender que es su campaña más complicada?

--No, al contrario. Lo más complicado por lo que he pasado en este club, y con muchísima diferencia, fue descender a Segunda y el trabajo para volver encontrar de nuevo el rumbo adecuado... hasta que vino Marcelino. Desde entonces todo fue perfecto. Y hemos seguido con la misma tónica esta temporada, con algunos cambios en la plantilla pero la misma base de la pasada campaña del ascenso, o sea, un grupo sólido. Así que no me está siendo sido nada complicada esta temporada.

--¿Cómo lleva a sus 23 años ser uno de los grandes referentes del actual Villarreal?

--Uno va creciendo, va sumando partidos y va adquiriendo más responsabilidad. Lo asumes y ya está. En lo personal, en cambio, sigo siendo el mismo de siempre y estoy muy a gusto en el club. Con mayor jerarquía, una linda presión que te ponen los años, pero a la vez con muchas ganas de aprender; cada partido es un reto nuevo y debes asimilar un montón de cosas.

--Cómo ha cambiado el fútbol. Antes, los líderes, sobre todo defensivos, casi estaban obligados a pasar de la treintena.

--Va cambiando todo. Sí es cierto que al que le toca un poco el papel de líder en cada parcela es gente más mayor, pero cada vez más se ve a jóvenes asumiendo galones, en Primera y en Segunda.

--Su progresión en el club ha ido un poco por el camino contrario a lo que dicta la lógica. Normalmente, uno va subiendo escalones poco a poco y usted se encontró casi de golpe y porrazo en la Champions y se vio obligado a continuar su maduración en Segunda División.

--Son momentos difíciles de asumir, pero que después, con el tiempo, te das cuenta de que te ayudan mucho en tu carrera. A mí me ayudó muchísimo el año del descenso, aunque suene raro. Me aportó muchas cosas; fue algo así como un curso acelerado. Jugar en Segunda es algo diferente, es otro fútbol, con mucho más roce y más físico. Además te ayuda a valorar lo que es estar en Primera División. Cuando te vas para abajo compruebas lo que significa estar en la élite, por los estadios, la cantidad de aficionados que acuden al campo, los jugadores… es otra cosa.

--¿Celebrar el ascenso, siendo uno de los protagonistas del descenso, fue como una liberación?

--Para mí fue, sin duda, lo más lindo que me pasó nunca en el fútbol. Ahora, estando en Primera, valoras mucho más cada entrenamiento, cada partido. Si nunca has bajado de categoría te cuesta mucho más apreciarlo.

--Si la pasada campaña el reto era exigente, el de la actual también: estar en Europa. ¿Qué presión se lleva mejor?

--Es otra presión. La de esta temporada es presión buena. La de Segunda, con la obligación de ascender por la inversión de la entidad y por la calidad de la plantilla, era brutal. Todos salían a mordernos porque éramos el equipo a batir... y era muy jodido. Se hacía difícil. Ahora es otra cosa. Ya cumplimos el primer objetivo, el básico, que era la permanencia y ahora estamos en posiciones europeas y vamos a luchar para quedarnos con la plaza en las cinco jornadas que quedan.

--Tras ganar al Levante, ¿podemos dar por finalizado el bajón que experimentó el equipo?

--No, no... No hablaría de bajón, no lo definiría así. Simplemente son momentos. Todos los componentes del equipo estuvimos a un gran nivel en la primera vuelta y en la segunda, aunque no quiero poner las bajas como excusa, sí es cierto que sufrimos muchas lesiones y quizás por ahí viniera esta mayor dificultad para sacar los partidos. Pero ahora estamos muy bien, arriba y a muchos puntos de rivales de gran jerarquía. No es fácil mantener siempre el mismo ritmo. Seguro que en esta recta final vamos a estar como en la primera vuelta.

--También es cierto que al Villarreal se le han escapado muchos puntos por pequeños detalles.

--Merecimos mucho más en algunos partidos. Hicimos partidazos como contra la Real, pero es difícil jugar a ese ritmo siempre. No nos pasa solo a nosotros, sino que se está viendo que todos los equipos están experimentando ahora más dificultades para sacar buenos resultados.

--Muchas decisiones arbitrales erróneas también han afectado.

--Yo no me meto en los arbitrajes. Soy de los que piensan que a veces te favorecen y en otras ocasiones te perjudican; es una ruleta. No me gusta opinar de los árbitros.

--¿Da gusto ver al Valencia por el retrovisor, a ocho puntos?

--Da gusto, por supuesto, pero no por que se trate del Valencia. Da gusto estar en las plazas que nos dan la opción de jugar en Europa la próxima temporada y, además, con un margen de puntos que nos permite depender de nosotros mismos.

--¿La plaza de Europa League la ven ya en la mano?

--Ni mucho menos. No hay nada hecho, y menos para nosotros, que ya vivimos la negativa experiencia del descenso. Así que, hasta que no sea algo matemático, en el equipo nadie se hace ilusiones. Es cuestión de sumar y sumar... y que los de abajo sumen menos que nosotros.

--La plaza de Champions se puede poner a 10 puntos si el Athletic gana al Málaga. ¿Lo ven ya como una misión imposible?

--No nos olvidamos de la cuarta plaza, aunque, obviamente, sabemos que es muy complicado. Pero confiamos en nosotros y en hacer un buenísimo esprint final de Liga. A ver si nos alcanza para estar en Champions...

--Veamos el calendario. Málaga, Barça, Sevilla, Rayo, Real Sociedad... ¿Cómo lo valora?

--Todos complicados. Incluso el del Rayo en casa. Aunque muchos lo puedan ver como el compromiso más sencillo en las últimas cinco jornadas, para mí es una cita dificilísima porque quizás sea el que más se juegue.

--El Barça de su paisano Tata Martino es quizás el peor enemigo que les queda por delante, aunque vistos los últimos partidos... ¿Es el Barça actual el más batible de los últimos años?

--Si uno piensa eso va muy equivocado. El otro día, por ejemplo, en el partido de Champions del Vicente Calderón lo que le pasó fue más mérito del Atlético, que tiene un bloque muy sólido, que demérito del Barça. Siguen teniendo un equipazo, pero el rival también juega, y el Atlético está ahora muy bien.

--Hablando del Barcelona, es uno de los clubs con los que se le está relacionando prácticamente desde que comenzó la temporada, aunque la lista de supuestas novias es inacabable. ¿Cómo vive usted salir día sí día también en la prensa como futurible de tal o cual equipo?

--Con absoluta tranquilidad. Tengo contrato con el club y estoy contento y con ganas de continuar en el Villarreal. No pienso para nada en otra cosa, ni quiero escuchar ni leer nada de lo que se dice… Estoy con la cabeza muy centrada en el Villarreal.

--Por cierto, algunos medios se empeñan en dar por finalizado su contrato el próximo 30 de junio, cuando lo cierto es que usted tiene firmado un compromiso hasta el año 2018 y con una cláusula que no es barata, precisamente.

--Por eso te digo que no estoy pendiente de lo que se dice por ahí. En los periódicos han salido muchas cosas que no son reales. Así que me propongo leer lo mínimo las páginas deportivas, solo un ratito cuando vengo por la mañana a la Ciudad Deportiva. H