Será su última Copa. Y, de nuevo, en Madrid. Todavía no ha dicho que se irá, pero el tiempo se le echa encima para comunicarlo, porque la frontera del 30 de abril (fecha límite) avanza velozmente. Andrés Iniesta vivirá mañana, en el Wanda Metropolitano, la nueva casa del Atlético de Madrid, su última final de Copa del Rey con la camiseta del Barcelona.

Tras ir preparando al barcelonismo y al fútbol español con estudiados mensajes, dejando indudables pistas de su adiós, el capitán busca otro título más para engordar un palmarés inigualable en una verdadera historia de ensueño. En realidad, ni los mejores sueños salen así. Luego, tras el Mundial de Rusia, le espera una aventura en el fútbol chino: Tianjin Quanjian y Chongqing Dangdai Lifan son las dos opciones.

Llegó con 12 años a la Masia, rompió a llorar entonces cuando sus padres volvían a Fuentealbilla. Ahora, 22 años más tarde, prepara las maletas camino del exótico fútbol chino, después de firmar una carrera asombrosa.

Asombrosa de fútbol (pareció que flotaba con el balón convertido en el artista del mejor Barça nunca visto) y asombrosa también de títulos: 33, 30 como azulgrana y tres con España, además de dos goles que le llevan a la eternidad: Stamford Bridge (2009) y Johannesburgo (2010).

FINAL DE UNA ÉPOCA / Se fue Xavi Hernández hace tres años a Qatar, donde preparó su jubilación deportiva y planifica su futuro inmediato. Se acabará yendo también Iniesta. Quedará solo Sergio Busquets en el cruce de caminos del centro del campo como único vestigio de un trío de jugadores que cambió la manera de entender este juego con un impacto revolucionario, que trascendió más allá del Camp Nou.