Quizá esa timidez con la que ayer afrontaba su primera conferencia de prensa desde que es jugador del primer equipo del Villarreal ha sido la barrera que más le ha costado romper a Aleksandar Pantic en esta su primera temporada en el fútbol español. Fuera de la burbuja familiar e idiomática que le ayudó a destacar la pasada campaña en uno de los históricos del fútbol balcánico, el Estrella Roja, a este serbio de 22 años recién cumplidos le sorprendió la exigencia de un fútbol español que no da demasiado tiempo a la adaptación.

Pantic no se rindió en los peores momentos --ni un solo minuto en la Liga durante el 2013-- y ahora cosecha los frutos de su “trabajo duro”. “Han sido seis meses difíciles, pero todo ha sido para bien. Mi cabeza siempre ha estado bien porque sabía que estaba trabajando fuerte y que llegaría mi oportunidad”, explica Pantic con su todavía pobre castellano, pero lo suficientemente sólido como para romper la barrera que antes le separaba del resto. “Es difícil no poder hablar directamente con el míster, con los compañeros, con todo el mundo…”, explicaba en la Ciudad Deportiva el defensa, con Bojan Jokic como escudero para solventar cualquier posible confusión. Precisamente el esloveno --con el que comparte idioma gracias al lazo del pasado de sus respectivos países-- fue el “principal apoyo” en sus primeros pasos como amarillo, “el que siempre tenía palabras de ánimo y tranquilidad”.

UN ‘DIAMANTE’ EN BRUTO // Y la paciencia que le recomendaba su mejor amigo en España se ha transformado en minutos importantes en el reto del Submarino de estar en Europa la próxima temporada. Eso y el trabajo de un Marcelino que ha ido puliendo a este diamante en bruto hasta convertirle en un fijo en el centro de la zaga amarilla en las últimas cuatro jornadas. Pantic llegó como lateral diestro, pero pronto el cuerpo técnico le vio más central que otra cosa. Hasta el punto de que el serbio ya tiene asimilado su rol. “Siempre he alternado las posiciones de lateral, en ambas bandas, y de central, pero en España me veo más de central. En una Liga como esta en la que hay rivales muy veloces, si no eres demasiado rápido es complicado hacerlo bien de lateral”, reconoce Pantic, que en el centro de la zaga amarilla saca provecho de su corpulencia (1,85).

Junto a Gabriel o, en el último encuentro contra el Levante, al lado de Musacchio --suma todos los minutos en las últimas cuatro jornadas-- el rendimiento de Pantic ha ido subiendo hasta el punto de que parece haberse hecho con el sitio de segundo central, por delante de Gabriel y aprovechando la ausencia por lesión de Dorado.

En las últimas cinco jornadas aspira a ser protagonista directo de la deseada entrada del Villarreal en Europa, consciente de que ha superado exámenes tan duros como el de la visita al Calderón, “uno de esos partidos ante equipos grandes que le van a venir muy bien a mi carrera en España”, sostiene un Pantic que, por fin, disfruta de la Liga. H