Examen superado en Ibi. Álvaro Unanua volvió a suplir con buena nota la ausencia de Alejandro Zagalá, esta vez sancionado. El pamplonica repitió como frente al Elche B: portería a cero... y victoria por dos goles del Castellón.

Tres fueron las peticiones de Sergi Escobar para el tramo final del mercado de invierno. El club satisfizo las dos prioritarias (el fichaje de un mediocentro poderoso, rubricado con el regreso de Marc Castells; y la incorporación de un delantero goleador, complementario con David Cubillas, firmando a Cristian Herrera, entonces segundo máximo realizador del grupo). La tercera estuvo encima de la mesa hasta el último día del plazo, un portero que compitiera de tú a tú por la titularidad. No llegó a un acuerdo económico con Álvaro Campos (Ontinyent), que era la principal opción, sin encontrar una alternativa que satisficiera al entrenador almazorense.

La obligatoriedad de dar una baja a un mayor de 23 años (en caso de que el nuevo guardameta no fuera sub-23), lo que hubiese alterado el ambiente en el vestuario, terminó por descartar esta operación, cuyo efecto colateral hubiese sido la salida, en forma de cesión, de Unanua.

La mala experiencia

Una de las razones esgrimidas por Escobar, a la hora de defender la llegada de otro cancerbero contrastado que luchara (nunca sustituyera) con Zagalá, fue lo que le sucedió hace unas temporadas en la fase de ascenso a Tercera con el Almazora, cuando el portero titular, el que lo había jugado prácticamente todo, no pudo estar en el encuentro decisivo... y los blanquinegros cayeron eliminados contra el Altea.

A las pocas semanas, esta decisión volvió a primera línea, a raíz de la lesión sufrida por Zagalá en el Villarreal C-Castellón. Se intuía que el portero titular podía estar varias semanas sin jugar pero, aún dolorido, volvió a guardar la meta frente al Roda, día en que, curiosamente, Zagalá vio, después de muchas jornadas amenazado de suspensión, la quinta amarilla. Unanua, que había albergado la esperanza de disputar este derbi, otra vez en Castalia, sí o sí, iba a jugar en el campo Francisco Vilaplana Mariel.

Y ahí estuvo para, en último término, acabar con las escasas esperanzas del Rayo Ibense, que después de superar, en contadísimas oportunidades, el entramado defensivo albinegro, se topó, finalmente, con Unanua.

«Estoy muy contento: hemos ganado... y la portería, a cero», dijo a la conclusión del partido. «Sabía que iba a tener trabajo, porque es un campo pequeño, con mucho cuerpo a cuerpo, situaciones en las que en seguida te pueden chutar, ellos han apretado...», enumeró Álvaro, cuya principal acción fue un lanzamiento de falta directo de Santi García, ya en la segunda parte (y, por tanto, con 0-2). Así relató su intervención más meritoria: «Cuando me he colocado, he pensado que podía tirar a puerta. Cuando ha golpeado, he visto que el balón iba dentro y he pensado que yo no llegaba o que iba a chocar contra el poste... Ha sido todo muy justa, pero no ha sido gol».

Del impuso tomado, terminó chocando con la valla, pero se levantó como un resorte. Se jugó la integridad física, pero no fue su único contratiempo en Ibi: se quedó sin voz. «Hay que ser valiente», rubricó su actuación.

El alivio del entrenador

No es que se trata de un encuentro decisivo, ni con las mismas connotaciones de cualquiera de una fase de ascenso, pero Escobar también respiró hondo.

«Estoy muy contento con él. Seguro que este partido le habrá venido muy bien, ha dado tranquilidad», esbozó el técnico. «Le he dicho que hiciera lo mismo que en los entrenamientos. Lo ha hecho muy bien, aunque no era fácil. Ha hecho intervenciones de mérito», remarcó Escobar.

El Castellón solo sabe ganar con Unanua. Lo hizo frente al Elche B, en el primer compromiso del 2018 (2-0), debido a una indisposición de Zagalá. Aquella tarde, lo cierto es que tuvo muy poco trabajo. El pasado sábado, Unanua, consciente de su rol, demostró que puede ser el guardaespaldas perfecto de Álex.