La marca Castellón tiene un peso importante en cuanto a deporte se refiere. Entiendo como positiva la apuesta por el fomento de eventos deportivos de menor calado mediático y glamur que la Copa América o la Fórmula Uno. Siempre he defendido que el dinero público no debe servir para pagar al deportista profesional, pero sí para ayudarle a llegar a la élite. La teoría yo diría que es correctamente ética. Pero luego viene la realidad y no olvidemos que el espejo de los jóvenes y el motor que impulsa sus ilusiones y mantiene vivo su sacrificio es el emular a sus ídolos.

Es cierto que hay muchas cosas más importantes que el deporte y demasiados problemas que tienen prioridad. Pero también es cierto que hay muchos políticos para aportar soluciones al deporte de élite que no llegan. Si no existe dinero público, hay que fomentar la entrada del privado en la esponsorización de la élite.

España necesita de forma urgente una legislación que premie fiscalmente la inversion de las empresas en patrocinio deportivo y estimule la llegada de financiación al deporte.

La élite deportiva en Castellón se mantiene gracias al mecenazgo, en este caso no económico sino a base de horas y horas de esfuerzo y dedicación, de dirigentes modélicos como Luis García (Amics), Juan Vizcarro o Manolo Sierra (Peníscola), Raúl Alfaro (L’Illa-Grau), José Miguel Varrella (Volei Grau), Pepe Ortuño o Toni Escrig (Playas de Atletismo), Rafael Martí (Balonmano Castellón), Jorge Bellés (CT Castellón), Javier Sánchez Pastor (Playas)... y la lista, perdonenme los que omito, es larga y larga. ¿Que sería de Roberto Bautista, Sergio García, Pablo Herrera, por citar a algunos, sin las ayudas en su momento de Diputación y Ayuntamiento?

Algo falla cuando el Villarreal, que también tiene que sufrir para sacar adelante su presupuesto, se ha convertido en el principal espónsor privado del deporte provincial de élite. Solo Llaneza sabe la larga lista de peticiones que pasan por su despacho, casi lanzándole un SOS para poder seguir adelante. Hay casos que me tocan la fibra como el de Varella, que mantiene una lucha titánica para que su Volei Grau pueda competir con lo mejor del país. Siempre le digo que si tuviera disponibilidad económica, él sería uno de los primeros al que echaría una mano. Pero habría más, desde luego.

¿Qué aporta al Villarreal gastarse una fortuna en colaborar económicamente con L’Illa-Grau, Peñíscola, Playas de Castellón, Amics, Vila-real FS, becar a deportistas de la UJI o gente ya laureada como Sebas Mora, Pablo Herrera o Sara Sorribes? Desde luego, prestigio, pero retorno directo, escaso. El Villarreal tiene en mente continuar con ideas maravillosas como Units per la Esperança, el carné de abonado gratuito a parados, además de la atención médica a deportistas becados, entre otras. El deporte son valores. Compite y respeta, la solidaridad es tu victoria. Es el espíritu del Villarreal, una pequeña oenegé del deporte provincial, sin olvidar la nueva Ciudad Deportiva del Roda. El Villarreal no puede dar de comer a todos. Por ejemplo, el club tuvo que rechazar la gestión del Centro de Tecnificación Deportiva que se inauguró a bombo y platillo hace más de tres años en Vila-real y aún no funciona. Igual que no alcanza a subvencionar a todos los clubs. Es imposible. El deporte necesita una ley de patrocinio y mecenazgo. La vaca del Villarreal no da tanta leche. Y la pública está agotada por mala gestión. H