Cuando un barco corre el peligro de hundirse, la tripulación tiene dos opciones. La primera es la de hacer lo imposible por mantener la nave a flote. La segunda, la de lanzarse al agua y darla por perdida. El Villarreal está en una situación crítica, pero nadie tiene la intención de abandonar el barco. Su problema no es de aptitud, sino de actitud. Es un querer y no poder. Después de presenciar el partido ante el Getafe, el problema es mental, no físico; psicológico, no de calidad.

El equipo dio síntomas de ansiedad el pasado lunes y entre los jugadores, el cuerpo técnico y la directiva tienen que encontrar el antídoto para contrarrestar este problema. Quedan 12 partidos por delante y ya habrá tiempo de hacer números por la salvación, pero lo primero es creer en las posibilidades de reaccionar, convencerse de que el Villarreal es mejor que el Racing, Sporting, Zaragoza, Granada, Betis...

LA MEJOR MEDICINA // La mejor vacuna para disipar dudas es la de las victorias, pero para que los resultados lleguen, el equipo se tiene que autoconvencer de sus posibilidades. Esta confianza debe llevar al acierto en las áreas -los números tanto en defensa como en ataque dejan mucho que desear-, y a saber leer los partidos.

El equipo amarillo está perdiendo muchos puntos en los minutos finales y este problema se puede achacar a la falta de concentración o al estado de nervios en el que están inmersos unos jugadores que no están acostumbrados a pelear por todo lo bajo.

El equipo tiene miedo a perder porque sabe lo que se juega y cualquier partido se afronta como una meta casi imposible. El próximo rival es el Levante, pues bien, a principios de temporada este partido se afrontaría casi con la seguridad de puntuar. Ahora mismo, el Ciutat de València parece que sea inexpugnable. Esta circunstancia se agrava ante la mala dinámica del equipo a domicilio. Una sola victoria lejos del Madrigal es un bagaje paupérrimo para un conjunto plagado de futbolistas internacionales.

Los jugadores son “los primeros interesados” en revertir esta situación, según reconoció ayer mismo Borja Valero. El centrocampista está “convencido al cien por cien” de que el Villarreal seguirá en Primera, pero tampoco oculta que están pasando por problemas: “La situación está jodida. Siempre intentas que no te afecte, pero somos personas antes que profesionales. Ahora todos somos un desastre y hace unas semanas atrás no era así”. Una vez localizado el problema, ahora falta encontrar la solución. H