La derrota contra el Madrid ha dejado secuelas en el Valencia que afronta dos semanas de infarto, con el doble compromiso en Copa ante el Barça (el primer partido el próximo jueves en el Camp Nou, 21.30 horas) y la visita liguera al Calderón (domingo 4, 20.45 horas) y el derbi frente al Levante en Mestalla (domingo 11, 20.45). El equipo de Marcelino se juega media temporada en estos 15 días y las sensaciones no son todo lo optimistas que venían siendo en el primer tercio del curso.

La goleada frente al equipo de Zidane (hacía 55 años que no perdían por 1-4 en Mestalla y, curiosamente, ante el mismo rival) tienen varias lecturas. La primera, la sombra arbitral se hace más alargada. Desde el famoso gol que el árbitro no dio a Messi, los errores arbitrales se suceden. El sábado, la facilidad con la que el catalán Estrada Fernández pitó dos penaltis en contra al Valencia y se saltó otro a Parejo provocó la indignación de los aficionados che. «El equipo tiene que olvidarse de los árbitros y centrarse en el juego», destacó Marcelino para zanjar el tema, aunque abrió otro frente. «Estamos encajando muchísimo y tenemos que cortar esta hemorragia», lamentó en clara referencia a la fragilidad defensiva que muestran ahora. Martín Montoya es el señalado, de ahí que el míster insista en reforzar el lateral derecho antes del cierre del mercado.

Pero no todo son malas noticias para el técnico asturiano, porque el canterano Carlos Soler reapareció el sábado y volvió a exhibir un gran nivel, mientras el portugués Guedes, sustituido por molestias en el muslo de la pierna derecha, fue examinado ayer por los médicos del club y parece que estará en condiciones para visitar el Camp Nou.