El Villarreal sigue sin ganar en el 2017. La derrota de anoche ante el Valencia es de las que duelen, pero si se tiene que sacar una lectura positiva sirve para poner en evidencia las carencias ofensivas de este equipo de Escribá, que empezó a atarse los machos en el derbi a partir del minuto 60.

El Valencia no hizo nada especial ni brillante para superar a su rival por un cómodo 0-2. Se aprovechó de la indolencia de su rival, del regalo que le sirvió en bandeja un error de Asenjo, de la fortuna del poste y de la inocencia en ataque de los amarillos. Suficiente con ser menos malo para ganar. El Villarreal espera sus refuerzos para continuar su pelea por estar en la zona europea en la que las distancias se aprietan.

Un derbi siempre es un derbi. No era un partido entre el cuarto por la cola y el sexto clasificado. Era evidente y desde el primer segundo ya se percibió que el Valencia llegaba al Estadio de la Cerámica con otra cara muy distinta a la del equipo mediocre, vulgar, ramplón y sin carácter de la mayor parte de la Liga.

UN RIVAL VALIENTE // Voro planteó un partido sin miedo, con tres puntas y hombres muy dinámicos en las bandas como Nani y Carlos Soler, que desarbolaron a la defensa menos goleada de España con demasiada facilidad. Escribá alineó su mejor once, con el clásico 4-4-2, pero también con las mismas carencias en su juego ofensivo que ha exhibido en el 2017. El Villarreal jugó con cuatro centrocampistas con vocación para el juego interior y un ataque demasiado inofensivo, previsible y sin capacidad de desborde, defectos acrecentados por la mala noche de Sansone, necesitado de un acompañante en ataque con más presencia. Pato, que empezó bien el partido y creó la ocasión más clara de los amarillos con un tiro a puerta desde fuera del área que se perdió ajustado al palo, sigue sin responder a la intensidad y la exigencia de la Liga. El brasileño tiene talento, pero ahora está falto de esa capacidad de desborde que se requiere en un fútbol tan competitivo como este.

El Villarreal comenzó con su habitual fútbol de elaboración lenta desde atrás, pero anoche con sin intensidad ni agresividad. El Valencia tuvo mucho más oficio que su vecino. Bien asentado atrás, con una ordenada presión y esperando al Submarino atrás para sorprenderle con espacios, le bastó para secar al Submarino. El fútbol de cocina de diseño de los amarillos sucumbía ante uno más de fogones de mercado, con dos hombres como Nani y Carlos Soler que destripaban a un Villarreal demasiado amanerado.

Precisamente en una jugada de puro extremo de Nani, con pase lateral al punto de penalti, con la aparición de Carlos Soler desde atrás, llegó el 0-1 con un certero remate del canterano che ante el que no pudo hacer nada Asenjo, al que la pasividad de su defensa dejó en precario.

JARRO DE AGUA FRÍA // El gol del Valencia dejó desorientado y desconcertado a un Villarreal demasiado frío y falto de mordiente. Anoche tocaba la cara B de un Submarino irregular y desconcertante cuando salta al campo sin la intensidad precisa.

El Villarreal planteó el partido con demasiada arrogancia y en fútbol no sirve otra cosa que no sea correr y correr más que el rival. No fue esa la mejor virtud de los amarillos. El Valencia mordía, en ocasiones con demasiada dureza, mientras que el Villarreal era un equipo sin carácter. Y ni la suerte estuvo de su lado. Un error garrafal de uno de sus futbolistas más fiables como es Asenjo concluyó en el 0-2. El portero quiso regatear a Mina en uno contra uno cuando era el último jugador y perdió el balón lo que aprovechó el delantero che para poner el 0-2 en el minuto 41. Peor no se podía poner el derbi para un Villarreal con las ideas y el corazón congelados.

El Submarino entró en el partido en el minuto 60. Había tiempo, pero cuando llegó el corazón no lo hizo la cabeza ni hubo recursos para voltear un 0-2.

Escribá solo tenía un verdadero recurso ofensivo en el banquillo para acelerar el juego de su equipo e introducir un puñal que interrrumpiera la zona de confort de la defensa del Valencia: Samu Castillejo. Y el malagueño reactivó al Submarino. La mejoría fue notoria, pero al Villarreal le faltaba un recurso del que echar mano en un balón centrado desde el área o en una genialidad de algún jugador. Un tiro al poste de Pato alimentaba la esperanza.

CONTROL ESTÉRIL // El dominio era groguet, pero ya las prisas no dejaban paso a la lucidez en la definición. El derbi empezó a parecer un derbi en el último cuarto de hora. El juego se embroncó y la tensión llegó al césped. Muy tarde para el Villarreal y también muy tarde para que el Valencia se dejara remontar. Escribá echó mano de Borré, pero el colombiano volvió a evidenciar que todavía está muy verde para partidos como el de anoche. El Valencia se llevó los tres puntos del Estadio de la Cerámica. No hizo nada del otro mundo para ganar, en uno de los derbis más pobres de la última década, pero sí más que un Villarreal gris, descosido e inofensivo. Ahora solo falta que los refuerzos ayuden a que este equipo, que no ha ganado en 2017.