El Submarino sigue navegando por las aguas de la Europa League gracias, en buena medida, a Vietto (1-3). Anoche añadió otro partidazo a su repertorio, todavía escaso en el Villarreal pero cada vez más digno de ser reseñado. El argentino cogió al equipo cuando pasaba por momentos de zozobra, abajo en la eliminatoria por el gol de Djuricin, permitiendo, a la postre, una plácida clasificación. Otro paso más en el camino hacia Varsovia… y lo que ello conlleva.

Los amarillos sellaron su pasaporte europeo para la siguiente ronda ganando los dos asaltos al Red Bull pero, en Salzburgo, no lo tuvieron nada fácil. Confusos de salida y golpeados después con el 1-0, reaccionaron a lomos de Vietto, el futbolista del momento. Con él, adiós problemas.

Adi Hütter había previsto un “riesgo calculado” para contrarrestar el 2-1 de la ida. Lo cierto es que los jugadores del Red Bull parecían haberse contagiado de la potencia de la escudería homónima e imprimieron un vertiginoso ritmo al arranque del encuentro, a veces incluso pasados de revoluciones, como el viaje de Hinteregger a Tomás Pina.

El Villarreal perdía constantemente la pelota y solo un par de arrancadas solitarias del omnipresente Vietto le permitían tomarse unos segundos de respiro, pero tampoco sufría excesivas exigencias defensivas.

MAZAZO // Apretaba el Salzburgo y le respaldaba el Red Bull Arena, pero Asenjo permanecía inédito. La verdad es que el palentino solo había tocado un par de balones intrascendentes hasta que, el tercero, fue para recoger el balón de sus propias redes. Djuricin, con fortuna y un tiro más colocado que potente, marcó el 1-0 (min. 18), sacando oro de un balón sin dueño en el semicírculo del área.

Incómodo, el Villarreal, además, se vio obligado a pisar un terreno que le era inhóspito. El partido entró en un toma y daca con dos remates de los ‘7’, Sabitzer para la estirada providencial de Sergio Asenjo y Vietto -¿quién si no?- para cabecear por arriba del travesaño de Gulácsi.

Ese minuto 29 alumbró la primera conexión ruso-argentina, una de las principales preocupaciones de los austríacos. Con todo, no fue Denis Cheryshev quien asistió a Vietto en el gol que devolvía al Submarino a la supremacía de la eliminatoria. Jonathan botó una falta lejana y el argentino, que además de ser un jugadorazo a pillo no le gana nadie, se buscó un sitio alejado del barullo del área pequeña para cabecear a las mallas (min. 33).

Este giro de 180 grados afectó a los Toros Rojos, que dejaron de embestir con las mismas ganas que hasta ese 1-1, con lo que el partido se tranquilizó considerablemente hasta que ambos equipos alcanzaron los vestuarios para dar por concluido un vistoso primer acto, en el que el Villarreal había pasado por los momentos de mayor zozobra de esta eliminatoria de dieciseisavos.

BAJO CONTROL // A la vuelta, los amarillos tenían la situación bajo control, aunque las situaciones peligrosas habían quedado reducidas a la mínima expresión. Nuevamente, el Salzburgo estuvo cerca de encontrar un gol de forma inverosímil, pero Asenjo, jugándose el tipo, dejó la acción en una anécdota. Respuesta inmediata, y mucho más clara, de Vietto; su disparo, repelido con tibieza, rayó luego el autogol.

DE IDA Y VUELTA // Estas dos acciones desencorcharon el encuentro, que vivió un frenesí de ida y vuelta en el que el gol pudo llegar en cualquier portería y en cualquier momento. Marcelino creyó entonces que era el momento para sacar a Giovani dos Santos y el internacional mexicano le contestó solucionando el encuentro y la eliminatoria en connivencia, cómo no, con el ‘7’ del Villarreal. Un tuya-mía doble, intercambiándose los papeles, para convertir en verdaderos mansos a los Toros Rojos de Adi Hütter.

El Submarino tardó en decantar la eliminatoria sin temor a un disgusto de última hora, pero ya está en octavos de final y sigue acrecentando su leyenda en Europa, donde suma, sigue y todavía no tiene techo. Varsovia empieza a verse desde Vila-real... H