El Villarreal tiene por delante un tercio del actual mercado de invierno para ejecutar el plan renove en la delantera que ya ha iniciado con el regreso de Adrián López, que de nuevo vestirá de amarillo tras una cesión por parte del Oporto que se hizo oficial el pasado sábado. La pobre efectividad atacante del equipo, acrecentada en estos primeros encuentros del 2017 —en la Liga y, también, en la Copa-—ha hecho mover ficha rápidamente a la entidad amarilla, que ha visto como el equipo de Fran Escribá tan solo ha sido capaz de marcar tres goles en sus últimos cinco partidos oficiales.

La llegada de Adrián, sin embargo, no palía totalmente las carencias. Escribá ha incidido en las últimas semanas en la ausencia de un delantero de referencia que le permita ofrecer alternativas ofensivas. En la actual plantilla, ese papel es el destinado para Roberto Soldado, que aunque ya ha empezado a tocar balón no estará disponible, como mínimo, hasta el mes de marzo, periodo al que después habrá que sumar el de una aclimatación necesaria tras más de medio año sin poder participar en la competición oficial.

Para superar ese déficit, el Submarino ha puesto su punto de mira en el espanyolista Felipe Caicedo. El internacional ecuatoriano es el candidato número a uno para convertirse en la referencia atacante del Villarreal, un 9 con potencia y presencia física. La negociación sigue abierta, con el principal choque entre la entidad amarilla y el Espanyol de la fórmula de cesión. Roig Negueroles quiere un préstamo con opción de compra, pero sin obligatoriedad de tener que adquirir a partir del 30 de junio la totalidad de los derechos de Caicedo.

ALTERNATIVAS / El club amarillo insistirá en las próximas horas por Felipao, pero sin descuidar otras alternativas para cubrirse las espaldas en caso de que el Espanyol se cierre en banda y no acepte las condiciones del Villarreal. La secretaría técnica estaría trabajando en otras opciones para ofrecer a Escribá el ariete que solicita.

En lo que respecta a Caicedo, el Villarreal cuenta con los puntos a favor del deseo del jugador de vestir de amarillo y de la necesidad del Espanyol de deshacerse de la ficha más alta de su plantilla, unos dos millones de euros, cantidad a la que accedió hace dos temporadas al llegar el ecuatoriano con la carta de libertad.