El Villarreal se enfrenta el jueves al vigente campeón de la Liga de Kazajistán, Astana, y en el plano estrictamente deportivo los tres puntos se antojan claves para amarrar no solo la clasificación matemática para dieciseisavos de la Europa League, sino también el liderato de grupo.

Esto, en cuanto a fútbol, pero a nadie se le escapa que para conseguir la victoria el equipo amarillo deberá superar una serie de dificultades que exceden el terreno deportivo. Desde las gélidas temperaturas —el termómetro bajará casi 30 grados con respecto a Vila-real—, hasta el maratoniano viaje de más de siete horas de avión y la acumulación de partidos, con tres encuentros en siete días, son varios los obstáculos a superar por los de Javi Calleja.

MÁS DE 6.000 KILÓMETROS

El Villarreal partirá este martes por la noche hacia Astana desde València en un vuelo chárter. El avión despegará a las 23.00 horas y llegará a las 11.00 del día siguiente a Kazajistán —hora local—. En total serán más de siete horas de vuelo, a las que hay que sumar la diferencia horaria de cinco horas más en el destino.

Son más de 6.000 los kilómetros que separan València de Astana. En coche, por ejemplo, se tardaría en recorrer los 6.792,31 kilómetros un total de 73 horas. «Deportivamente es un grupo asequible, pero geográficamente es un desastre. Astana está muy lejos», analizaba Llaneza al conocer la suerte que había deparado los bombos. No le faltaba razón, pues el equipo llegará ya en la madrugada del viernes.

UNA DIFERENCIA DE 26 GRADOS

Las temperaturas en Kazajistán oscilan estos días entre los 0 y los -6 grados, a los que se pueden sumar unas fuertes rachas de viento y mayor humedad que en Vila-real, donde estos días el mercurio ha sobrepasado en ocasiones los 20 grados. La diferencia puede llegar por tanto a los 26 grados, una auténtica barbaridad a la que tratarán de habituarse los futbolistas del Submarino, acostumbrados al suave clima mediterráneo.

Para hacerse una idea, la competición doméstica en Kazajistán ha parado ya debido al gélido frío y no se retomará la Liga, que por cierto ha levantado el Astana, hasta el mes de marzo, cuando el termómetro dará un respiro.

CÉSPED ARTIFICIAL

Por si no existiera ya suficiente trastorno con todo lo dicho, el Villarreal jugará en el Astana Arena, estadio inaugurado en el 2009 cuya superficie de juego es de césped artificial, a la que no están precisamente habituados los futbolistas del Submarino.

Con capacidad para 30.000 espectadores, el campo del Astana está totalmente cerrado para intentar minimizar los efectos del frío, pero ante las gélidas temperaturas que se registran en el país asiático, la hierba no es natural.

ACUMULACIÓN DE PARTIDOS

Después del parón por selecciones, el Villarreal afronta una semana intensa que comenzó el domingo en San Mamés y concluirá el próximo domingo frente al Sevilla en el Estadio de la Cerámica. Dos encuentros clave frente a dos rivales presumiblemente directos en la lucha por los puestos europeos a final de temporada entre los que aparece el jueves el también decisivo choque ante el Astana. Calleja tendrá que dosificar esfuerzos para evitar que el cansancio pase factura.

UN BUEN PRECEDENTE

Como dato optimista, recordar que el Villarreal ya visitó Astana en el mes de agosto del año 2014 con ocasión de la fase previa de la Europa League y se impuso 0-3 gracias a los goles de Cani, Giovani dos Santos y Mario Gaspar.