El Mini Submarino amarillo no acabó de remontar ante un flojísimo Gavà y firmó un empate meritorio, sobre todo tras dominar aplastantemente un encuentro que jugaron con inferioridad desde el minuto uno, tras la expulsión de Ramiro Guerra al detener un disparo con la mano dentro del área. Boris transformó el penalti en el minuto 2, la réplica la puso Raba en el minuto 32.

Los primeros segundos fueron muy definitorios para el resto del devenir del encuentro, y es que al primer minuto de partido un remate mordido del Gavà era detenido con el brazo dentro del área local por un jugador amarillo, Ramiro Guerra. Tras la expulsión del centrocampista local, la pena máxima la transformó Boris.

El shock duró cinco minutos, pasado el trámite de la asimilación la maquinaria amarilla comenzó a rodar, eso sí, con la concesión total del equipo visitante que, contra todo pronóstico, se replegó en su propio campo y se dedicó a perseguir el brillante juego de toque y posesión de la escuadra de Paco López.

Antes del minuto 30, el Villarreal B ya había errado varias ocasiones, e incluso el árbitro anuló dos goles por fuera de juego en dos jugadas calcadas, tras un rechace por tiro lejano el delantero que remachaba partió en supuesta posición ilegal hacia el rebote.

Los signos eran claros; el filial del Villarreal rondaba tanto el empate que a nadie le sorprendió cuando los dos cerebros del ataque local, Raba y Carlos Martínez, trenzaban una jugada en la que Raba, con su brillante zurda, remató desde la frontal colocando el balón cerca del palo, lejos del alcance del portero azulgrana.

Superiores // Los dos mediapuntas del filial dieron una clase magistral de cómo jugar entre líneas, dominaron las jugadas de ataque de su equipo durante toda la primera mitad. Los minutos restantes hasta el descanso fueron de dominio total local que no pudo materializar la remontada.

El segundo acto se inició como había acabado el primero, dominio del filial ante un atemorizado Gavà. El cansancio hizo acto de presencia y ambos equipos comenzaron a mover banquillos, Franco Acosta y Mario sumaron su pólvora a la artillería amarilla y dispusieron de alguna acción de peligro. Solo por méritos defensivos de los catalanes no certificaron la remontada. H