El Villarreal busca hoy un imposible en Roma, pero la sensación que desprendía la expedición amarilla ayer en el viaje hacia la Ciudad Eterna no era la de un equipo abatido por el 0-4 de la ida en el Estadio de la Cerámica, un marcador prácticamente insalvable. El efecto de la victoria del pasado domingo en Anoeta parece haber insuflado un renovado ánimo en unos jugadores que, solo siete días atrás, recibieron uno de los peores golpes en sus carreras deportivas. Además, la audiencia privada que el papa Francisco ofrecerá a los groguets horas antes del partido en el Olímpico ha añadido un aliciente a lo que solo hace unos días se veía como un desplazamiento de puro trámite.

Sí. El Submarino necesita hoy un milagro para seguir vivo en la Europa League. Pero a veces los milagros llegan. «Se lo pediremos al Papa», bromeaba ayer Mario antes de embarcar en el avión con destino a Fiumicino. Seguramente, los futbolistas de Escribá no se atrevan a tanto ante el Santo Padre, pero en el foro interno de cada uno de ellos se alberga esa mínima posibilidad, aferrándose a ese orgullo que exhibieron ante la Real Sociedad para frenar en seco el atisbo de crisis.

ROTACIONES / La realidad, sin embargo, marca que el Villarreal afronta una gesta jamás vista en la historia del torneo, ni con el nombre de Copa de la UEFA ni con el Europa League. Nunca se remontó un 0-4 o un 4-0 en contra. Hasta Escribá, que nunca hace ley de las estadísticas, a favor o en contra, sabe de la magnitud, «casi imposible», del objetivo de devolver a la Roma la goleada.

Por ello, el técnico moverá sus fichas tratando de poner ante los de Spalletti —de inicio sin el verdugo Dzeko— el mejor once para por lo menos inquietar a los italianos... pero también mirando de reojo a un Real Madrid que llega el domingo al Estadio de la Cerámica tocado por la derrota de ayer en Mestalla y que verá con preocupación los números de un Submarino que no ha cedido esta temporada ninguna derrota ante los cuatro primeros de LaLiga.

El Villarreal hará rotaciones en todas sus líneas, sin descartar siquiera la portería, donde Andrés puede retomar el papel de titular que tuvo en el inicio de la competición. A partir de ahí, los Rukavina, Bonera o Rodri se perfilan como titulares, además de Soldado. El valenciano pondrá fin a más de seis meses y medio de inactividad competitiva para ayudar a lavar la imagen de la ida. Ese es el primer objetivo. Si después llega el milagro, bendito sea.