Recuerdo una amena entrevista con Denis Cheryshev en la redacción de Mediterráneo en la que me comentó que el clima mediático que rodeaba al Villarreal no tenía nada que ver con el de Sevilla en cuanto a la presión, y las formas, que soportaban jugadores y técnicos de los dos clubs de la capital andaluza, comparado con el positivismo que observaba aquí. Y es muy probable que tuviera razón, aunque pienso que el apoyo a los equipos de tu ámbito geográfico nunca debe ir reñido con el análisis y la crítica constructiva, igual que la categoría de una persona, sea cual sea el puesto que ocupe, también está relacionada con su aceptación de los diferentes puntos de vista de los demás. Y si el Villarreal quiere ser grande, también debe aceptar la disidencia en las opiniones del entorno. Ahora pienso que el club ha mejorado al respecto. Las loas te debilitan y las críticas, desde el argumento, te hacen más fuerte.

El presidente del Villarreal me situaba en tono coloquial, el pasado sábado, en el lado crítico, imagino que por mis discrepancias sobre cómo se afrontó la Copa, pero también tengo que confesar que he observado un profundo respeto por parte de Llaneza, consejero delegado Negueroles y del propio Roig. Y eso es síntoma de crecimiento. No sé si mucho, o poco, pero el descenso fue muy positivo, por doloroso que fuera. Todo se empezó a ver de otra forma.

Por ejemplo, me consta el desencanto de algún sector de la afición por la no llegada de refuerzos en el mercado de invierno, pero yo considero que un club serio no debe fichar por fichar para contentar a nadie. Una vez vetada por Florentino Pérez la opción de Cheryshev, que estaba loco por volver a Vila-real, y fracasados otros intentos, el club apostó por la cantera. Por detrás viene una generación de futbolistas con un gran futuro y que en algunos casos pueden llegar a ser internacionales. El Villarreal debe reafirmar su apuesta por lo suyo. Hace unas semanas les analizaba la diferencia de modelos de gestión entre los del dúo Peter Lim-Mendes, Florentino Pérez y el de Roig. Después del absoluto desastre del Valencia, los tumbos del Madrid, la coherencia, con muchos menos medios del Villarreal, es un soplo de aire fresco.

No sé si le llegará o no al Villarreal para jugar la Champions, pero en cualquier caso volverá a estar en la Europa League, lo que ya sería de sobresaliente. Y respecto a la eliminatoria con el Nápoles, despues de ver el derroche de compromiso y garra en San Mamés, creo que el Villarreal tiene mucho que decir contra el líder de Italia. Como dijo Antonio Cordón en Televisión de Castellón Mediterráneo, conservar la actual plantilla ya es de un gran mérito. Sí, como me recordaba Roig, intentaremos situarnos en el lado crítico (o analítico) como también espero que él siga derrochando coherencia y respeto.

SERGIO GARCÍA. Siempre he dicho que Sergio García es para mí el deportista más importante que ha dado Castellón. Solo conozco de él su extraordinaria faceta deportiva. No entro ni salgo en otros detalles de su personalidad porque no he tenido el gusto de conocerle. En Mediterráneo hemos seguido muy de cerca su carrera, sobre todo por un periodista de gran categoría como Miguel Ángel Ejarque, de quien yo aprendí mucho, tanto en sus genialidades como profesional como en su categoría personal. Eso sí, no sería yo, y ya me hago mayor, si no mostrara mi desaprobación por sus apariciones en el mundo del fútbol, como ayer en Castalia en un partido de 3ª División con el Borriol, una categoría en la que cualquier equipo entrena cuatro días a la semana. Primero, porque cualquier lesión le podría apartar del deporte en el que es una estrella como es el golf. Y segundo, porque me parece una falta de respeto para sus compañeros de equipo o jugadores si hablamos de su faceta de propietario, y para los rivales, que en muchos casos aspiran a jugar algún día en la élite del fútbol. Ser el dueño, o el mecenas de un equipo, no quiere decir que uno lo pueda convertir en un capricho. Me parece una falta de respeto para el fútbol y también para el golf. Y así se lo cuento. H