El fútbol vive de resultados. Son su alimento vital. Pero su público no se conforma solo con ellos y necesita, además de eso, disfrutar con lo que come y paladear todo lo que nutre su necesidad de ganar y ganar para poder sobrevivir. Y si además le transmite ilusión, acaba haciendo la ola con el juego de su equipo, como hizo ayer El Madrigal. El Villarreal ha cogido el hábito de ganar y ganar siempre. Contra el Deportivo se logró la séptima victoria de forma consecutiva, la quinta en Liga, y el décimo partido sin conocer la derrota. Los números no engañan y el Villarreal acaba el 2014 en el quinto puesto del torneo de la regularidad, a solo un punto de los puestos de Champions y a dos del Atlético, vigente campeón y tercero. Impresionante, pero tanto o más es la forma con la que este equipo arrolla a sus rivales sobre los que acaba pasando por encima con una facilidad pasmosa.

El mejor Villarreal de Pellegrini anestesiaba a sus enemigos con un fúbol cloroformo, basado en sobar y mover la pelota, sin importar la velocidad. Este Villarreal de Marcelino ha tuneado el tiki-taka por el fútbol 4G. Asfixia al contrario con una presión agobiante para quitarle el balón y, luego, lo electrocuta con una rapidez escalofriante en la transición hacia la portería contraria. El Villarreal se mueve a velocidad de banda ancha. Generosidad en el esfuerzo, ganar y ganar como axioma, gen competitivo y, con las genialidades de sus artistas, engulle a sus rivales con voracidad extrema. Este Villarreal es puro espectáculo de medio campo hacia arriba, pero también defiende a cara de perro. El Villarreal es una oenegé solidaria para atacar y para defender.

Marcelino ha encontrado su once ideal con Jonathan como interior, consciente de que no es la posición idónea para el mexicano, pero sí la más beneficiosa para el Villarreal. El Madrigal ya sabe de memoria cuál es su equipo de gala y, también, quienes son los tres suplentes con rol de titulares. Cheryshev y Vietto son el mejor exponente del Villarreal 4G. Velocidad de Ferrari ejecutada con la precisión con la que marca la hora un reloj suizo. Un cóctel explosivo que destroza a los rivales. El ruso se convirtió ayer en un conductor del juego muy especial, no al uso pero sí al modo e imagen de este equipo. Desde su posición de extremo izquierdo dirigió las oleadas de un fútbol eléctrico y directo que rompió una y otra vez a la defensa del Deportivo. Chery fabricó la acción del 1-0 con un tiro que Fabricio, el más destacado del equipo gallego, rechazó como pudo, pero el balón cayó a los pies de Jonathan que abrió el camino del triunfo a los nueve minutos. El equipo de Marcelino tenía hambre de gol, no en vano suma ya 17 encuentros seguidos perforando la portería rival, y dispuso de dos buenas ocasiones por mediación de Vietto y del ruso.

El Villarreal mimaba el balón. Le daba pausa, serenidad y criterio cuando la ocasión lo requería y el rival se atrincheraba en su área. Y lo metía en la montaña rusa para que disfrutara del vértigo de la velocidad cuando encontraba espacios por delante. Había fútbol para todos los gustos. El dominio del Submarino era dictatorial, pero faltaba sentenciar el resultado. Se tocaba el 2-0, pero no se cogía con la mano.

DEL POSIBLE 2-0 AL SUSTO // La lesión de Uche obligó a Marcelino a dar entrada a Gio, y el delantero mexicano, quien no se ha estrenado aún en la Liga como goleador, tuvo la oportunidad soñada, pero Fabricio le mantuvo a cero con una gran parada.

En un minuto se le pudo escapar el partido al Villarreal. El Madrigal se quedó helado. Pero Asenjo también marca goles y también es una estrella o, mejor dicho, un ángel de la guarda que está ahí para cuando se le necesita. El Deportivo tuvo sus dos ocasiones pero no acertó y acabó yéndose a la lona por KO técnico.

En la globalización del esfuerzo y del talento de este Villarreal cabe todo. Hasta que Víctor Ruiz se sitúe como extremo izquierdo y dé una asistencia de gol a Vietto, para que el expreso de Córdoba marcara su tanto número 11 con la camiseta grogueta.

El partido ya estaba resuelto, pero todos querían más, y Gio y Chery le dejaron el 3-0 a Vietto en bandeja, casi a la velocidad de la luz, aunque en versión balón.

La expulsión de Pina, tan rigurosa como increíble, dejó a los amarillos mermados en los últimos 10 minutos, porque Cheryshev pagó con calambres su esfuerzo brutal, ya con los cambios hechos. Pero ni aun así pudo hacer nada el Deportivo, porque Sergio Asenjo mantuvo por quinto partido consecutivo su portería a cero. El Villarreal colecciona victorias y sigue vivo en Liga, Copa y Europa League. La leyenda 4G se hace más grande. H