Villarreal, Borussia y Zúrich dependen de sí mismos para lograr la clasificación en la última jornada, pero también cualquiera de ellos puede caer eliminado. La gran suerte del Submarino es que se medirá a la cenicienta del grupo y que no tiene ninguna opción: el Apollon. Y en el otro encuentro suizos y alemanes se enfrentarán entre sí. El empate fue un reflejo justo de lo que sucedió en el partido. La primera parte tuvo color español, mientras que en la segunda los alemanes exhibieron su gran potencial. Dos lecturas muy diferentes de un mismo partido, que no defraudó a nadie.

Todo queda a expensas de lo que pase dentro de 15 días con un final lleno de intriga en el que todos dependen de sí mismos. Incluso el Villarreal podría concluir primero de grupo si gana en Chipre y los alemanes no vencen al Zúrich. Entre medias, varias combinaciones más en las que hay que echar mano de hasta la diferencia de goles e, incluso, de haber anotado más tantos en caso de empate en el coeficiente.

El Villarreal se pegó al balón desde el primer momento. La filosofía del fútbol 4G de Marcelino era la consigna para un partido digno de los cruces de cuartos o semifinales, por la entidad de los contendientes. El Submarino puso en práctica su ideario. Rico y variado, como en los momentos más brillantes con Marcelino en el equipo. Los elementos del cóctel eran toque, precisión, velocidad y desequilibrio por bandas, fantasía y pausa cuando Trigueros y Bruno lo requerían y los movimientos maravillosos de Uche y, fundamentalmente, de Vietto, el expreso del Madrigal que dibujó más diagonales, bisectrices y paralelas que cualquier reputado arquitecto en su proyecto fin de carrera. Solo faltaba la ejecución letal del contragolpe, pero el planteamiento conservador de los alemanes no permitió ese arte en el que los amarillos también se desenvuelven con maestría.

El Borussia, por su parte, huyó del balón y eligió la opción de cerrar espacios, buscar el robo o el fallo del rival y perseguir el jaque mate en una contra. El balance del tercer clasificado de la Bundesliga, y que dobla en presupuesto a los locales, se centró en una acción en la que un inoportuno resbalón de Víctor Ruiz dejó a la anoche muy bien asentada zaga amarilla, como se dice coloquialmente, con el culo al aire, pero los alemanes no supieron sacar partido de su única ocasión destacable en la primer parte. Algún contragolpe y poco más. El Villarreal no les dejó ni respirar. La superioridad fue demasiado aplastante para el exiguo 1-0 que lucía el marcador al descanso. Como antesala a la plástica jugada de Vietto en el gol, con control perfecto en carrera, conducción y ejecución con guante de seda para superar a Sommer, el Villarreal ya había dispuesto de varias oportunidades destacables. La mejor la tuvo Bruno con un impecable cabezazo que Raffael sacó bajo palos.

El Villarreal movía el balón con criterio, pero también con gran seguridad y precisión. Los once de Marcelino interpretaron perfectamente el lema de los mosqueteros: todos para uno y uno para todos. Su fútbol era solidario en ataque y defensa, como reflejó la incorporación de Mario con un potente tiro que el meta alemán detuvo como pudo, o la pelea para presionar al oponente de Trigueros, Vietto o el mismo Uche. El Borussia salió bien librado del primer acto, lo que con un equipo de su talento y potencial era un peligro para el segundo tiempo.

METAMORFOSIS GERMANA // El Borussia que salió del vestuario tras el descanso y el que ingresó en la caseta no se parecían en nada. La transformación fue tan increíble como real. Los alemanes salieron a jugar y el balón era ya aliado en lugar de enemigo. Las tornas cambiaron de forma radical. El Borussia cogió el relevo del Villarreal y el mando de la play. Raffael, un delantero de primerísimo nivel, lanzó su primer bombazo como aviso. Pero el segundo misil superó la resistencia de Asenjo y los alemanes igualaban un encuentro que solo había sido un monólogo y que recuperaba el diálogo, ahora con más acento teutón.

El Villarreal jugaba detrás del balón y el Borussia manejaba los tiempos. Pero un error garrafal de la zaga alemana, en un despeje fallido de Korb, puso por delante al equipo de Marcelino al fusilar Cheryshev a Sommer. La alegría y el liderato de grupo duró cuatro minutos. Una falta escorada devolvió el primer puesto al Borussia. Un punterazo de Xhaka, más propio del futbito que del fútbol, adquirió un efecto y una velocidad que sorprendieron a Asenjo y a la grada. El partido se igualaba pero la sensación era que el Borussia era dueño del partido.

Marcelino intentó equilibrar el centro del campo y el Villarreal pasó a jugar con cuatro teóricos mediocentros: Jonathan, Pina, Bruno y Trigueros. Pero ni con esas se frenó al rodillo teutón. El Borussia exhibía más músculo, velocidad y potencia. El Villarreal hizo bastante con conservar el punto que le pone muy complicado el liderato del grupo, pero que le hace depender de sí mismo para pasar a la siguiente ronda. H