El Villarreal ganó a Osasuna a medio gas. Le bastaron unos 25 minutos de buen fútbol en la primera parte para desaborlar a un rival mediocre y que ahora mismo huele a Segunda División, salvo cambio radical. El equipo pamplonica no fue capaz ni de toserle al equipo de Fran Escribá, a pesar de que se echó la siesta en la segunda parte, dejándose casi llevar a la espera del paso de los minutos con los dos goles de ventaja con los que se marchó al descanso. Los tres puntos sumados ayer meten a los amarillos en la zona de Champions.

En Primera División no se gana por decreto ley. Por ello, la victoria de ayer ante Osasuna convierte el punto del miércoles en el Santiago Bernabéu en oro puro. No hubo síndrome postBernabéu. El gran temor era que los jugadores del Villarreal sufriesen una pérdida de concentración o relajamiento después de tutear al campeón de Europa en su estadio. No se cayó en la red de un partido trampa como el que se presentaba ante un recién ascendido como Osasuna, un equipo con muchas carencias y que jugó un tanto asustado en el Madrigal. Y se volvió a refrendar que este Villarreal posee una de las plantillas más completas de su historia. Partido a partido se confirma con el notable rendimiento que están ofreciendo todos los jugadores que alinea Escribá. Se quedaron fuera de la lista titulares en el Bernabéu como José Ángel y Musacchio, y en el banquillo hombres como Jonathan dos Santos o Cheryshev. Por otra parte, el técnico mantiene como fijos a Mario, Asenjo, Víctor Ruiz, Trigueros o Sansone.

NETA SUPERIORIDAD // El Villarreal no dio opción a Osasuna desde el primer segundo. Las diferencias entre uno y otro equipo son estratosféricas. Es evidente que las distancias económicas son muy grandes, pero los navarros tampoco mostraron esa garra y carácter que le distinguía en anteriores etapas en Primera División. El Submarino pasó por encima del conjunto pamplónica en todas las facetas del juego. Pero también exhibó un poder rematador letal. Velocidad, profundidad y verticalidad marcaron la acción del 1-0 con Samu Castillejo de asistente y Pato rematando en boca de gol de cabeza.

El Villarreal mantuvo el ritmo y buscó el segundo, pero dejó espacios a su espalda y el exjugador del Newcastle Rivière falló el empate con toda la portería para fusilar a Asenjo. Luego, una salida en falso del portero amarillo reactivó a Osasuna, que tuvo unos minutos de dominio. Hasta que el guardameta rojillo derribó a Roberto Soriano delante del árbitro en el área. Bruno, cambiando el estilo del Bernabéu, volvió a marcar de penalti y abrió distancia de por medio en el marcador.

Y a partir de ese momento, el Villarreal comenzó a tejer sociedades en la medular, con Bruno como epicentro de todas ellas. Manu, Sansone y Samu Castillejo recitaban de memoría la palabra fútbol en cada acción. Los amarillos gustaban y se gustaban. A Osasuna le cayó el tercero como un trueno. Jugada de fantasía, con una nueva asistencia de Samu y perfecta definición del pichichi Sansone.

El Villarreal bajó el pistón lo que agradecieron los navarros porque la goleada hubiera sido de escándalo. Hasta tuvieron su balón de oxígeno en un penalti, con minúsculas, en el que Álvaro apenas tocó con fuerza a Sergio León. Roberto Torres maquilló el resultado antes del descanso.

BAJADA DE INTENSIDAD // La segunda parte comenzó con una marcha menos, lo que ayudó a los de Quique Martín a recomponerse y ordenarse un poco. Un lavado de cara para un equipo que había ofrecido muy malas sensaciones durante el primer tiempo en el Madrigal, pero sobre todo en lo que respecta a la actitud. Una parada de Sergio Asenjo fue el pobre bagaje del colista de la Liga en la segunda parte, un Osasuna que apenas movió ficha para intentar ponerle un poco de emoción a un partido que decaía progresivamente, fundamentalmente por la inacción de los visitantes.

RETOQUE DE SISTEMA // Fran Escribá rediseñó el 4-4-2 de partida y fortificó más la medular. Jonathan dos Santos, Cheryshev y Santos Borré, por este orden, saltaron al campo para reactivar a un Villarreal que entró en un periodo de relajación que mantuvo vivas las esperanzas de Osasuna de poner en ciertos apuros a su rival. Los de Escribá perdieron ese plus de intensidad que siempre es necesario sea cual sea el contrario. Incluso contra un conjunto con tan pocos argumentos como el navarro se necesita más, aunque ayer Osasuna no hubiera plantado cara ni a un equipo juvenil. El Villarreal hizo lo justo para ganar en la segunda parte y ya duerme en zona Champions. H