El Villarreal CF soñó anoche con la Liga de Campeones y mete más presión al Real Madrid. El conjunto que dirige Javier Calleja recuperó su mejor versión como local esta temporada para superar cómodamente, aunque el 2-1 definitivo no lo refleja así, a un Levante que estuvo a merced de un Submarino que, a expensas de lo que haga el conjunto blanco esta tarde frente el Deportivo en el Bernabéu, donde tantos partidos de les están atragantando, amanece este domingo en zona Champions siendo cuarto, dos puntos por encima de los merengues, que aparte de su compromiso más inmediato contra los coruñeses, todavía tienen pendiente la visita liguera a Leganés.

El triunfo en la Casa Blanca sietes días antes y el hecho de que el actual campeón de Liga dispute este domingo su compromiso (16.15 horas), sitúan al conjunto amarillo en una situación idónea, inmerso en plena lucha por los puestos europeos de privilegio, lo que deja claro que el Villarreal tiene madera para ser regular y optar, por qué no, a terminar el ejercicio futbolístico entre los cuatro primeros.

Todo ello gracias a un triunfo autoritario ante un Levante que siempre estuvo a merced de los de Calleja. El técnico madrileño no renunció a sus ideales y apostó por su habitual rombo en la medular, con Rodrigo de ancla por delante de la defensa, Trigueros en plan organizador, Castillejo desequilibrante por la derecha, Fornals de enganche y Cheryshev y Ünal en punta, ante la ausencia por sanción de Bacca.

Ante tal caudal ofensivo, Muñiz, el técnico del conjunto granota, varió algo su idea, prescindiendo de Campaña en la mediapunta, dando entrada a un tercer centrocampista de corte mucho más defensivo como Lukic, para secundar a los trabajadores Lerma y Doukouré.

Pero el Levante ni con eso pudo contrarrestar la puesta en escena de los amarillos. Al filo del minuto 18, el Submarino ya había podido marcar hasta tres goles, con un cabezazo de Rodrigo, una acción clarísima de Cheryshev y un balón al palo de Castillejo... después de un disparo de Ünal que, por dos ocasiones, fuera escupido por el travesaño. Un vendaval amarillo que fue el preludio del primer tanto groguet.

JUSTA RECOMPENSA // Los amarillos tenían el balón, se asociaban bien y triangulaban por bandas, con los constantes desdoblamientos los laterales, como le gusta a Javi Calleja. Y en otra de las acometidas de los locales, Castillejo, uno de los mejores en el derbi autonómico, se marchó de varios rivales y, tras regatear a Oier Olazabal, el meta del Levante derribó al malagueño. Un penalti claro, sin discusión, que no desaprovechaba Manu Trigueros (minuto 25) para inaugurar el marcador y dejar claro que el Villarreal quería la victoria sí o sí.

Pese a la tranquilidad que daba el marcador, los groguets siguieron pisando el acelerador, con un Ünal que se destapó como un atacante versátil y que puede ayudar mucho a este equipo.

Los amarillos lo intentaron con el propio turco, con Cheryshev y Castillejo, pero el marcador ya no se volvió a mover hasta el descanso, después de un reacción visitante, aunque sin peligro.

Guión similar y sentencia // Calleja apostó por los mismos once jugadores tras volver de los vestuarios y el Submarino siguió acelerando. No en vano, antes del segundo tanto local, Castillejo volvió a disparar al palo, después de otra excelente jugada individual. Era el preludio del 2-0.

En el minuto 50, Mario iniciaba el juego con un buen pase lateral desde la derecha, que recogía Ünal después de realizar un buen desmarque de ruptura escorándose a la derecha y, tras su centro raso al segundo palo, sirvió para que Cheryshev empujara el esférico a la red jugándose el tipo y estableciendo el 2-0. El internacional ruso del Villarreal se golpeó en el palo, pero se recuperó, confirmando que ha vuelto, tras su destacada actuación, siete días atrás, en el Bernabéu.

El tanto espoleaba, más si cabe, al Villarreal, animando a una grada entregada. El fútbol de los amarillos tuvo ayer otro aroma, más asociativo y mucho más seguro de sus posibilidades. Incluso Castillejo y Ünal pudieron aumentar el marcador.

En los últimos 20 minutos, con el carrusel de cambios (Calleja dio entrada a Dani Raba, a un tímido Roger Martínez a quien le costó encarar en el uno contra uno y a Ramiro Guerra), el Villarreal controlaba bien el choque.

De ahí hasta el final del encuentro (excepto la última acción), el Villarreal supo contener las acometidas granota, buscando anotar el tercero al contraataque.

El único lunar // El Levante consiguió maquillar la derrota en la última jugada del partido, después de un penalti inocente cometido por Bonera sobre Boateng y que transformó Roger Martí. Los amarillos ya ni sacaron de centro, porque se habían consumido los tres minutos de alargue.

Un triunfo con el que el Villarreal demuestra que la machada en el Bernabéu no fue fruto de la casualidad y, que de paso, mete más presión al Madrid, ya que los groguets durmieron anoche soñando con la Champions.