Adelantaba Fran Escribá en la previa que en el Ciutat de València se viviría un encuentro igualado que se decidiría por pequeños detalles. Acertó en lo último, pues el partido se decantó hacia el lado local por un penalti injusto señalado por Álvarez Izquierdo, que dejaba al Villarreal sin tiempo para reaccionar. Ahora bien, el Levante tuvo muchas más posibilidades de que ese detalle cayera a su favor, y así fue.

El Levante, liderado por un Morales que vivió su gran noche, se mostró mejor plantado desde el minuto uno, aunque fue en el último cuando precisamente Morales provocó el penalti que él mismo transformaría. Rukavina se fue al suelo para interceptar al extremo granota, que se hartó de driblar rivales, y pese a tocar balón Álvarez Izquierdo señaló el máximo castigo para un Villarreal que se fue en vacío de su decepcionante estreno liguero.

El equipo llegó muy condicionado por las bajas, eso es indiscutible. Hasta nueve se contaron en una lista que empezaba por la portería con la ausencia de Sergio Asenjo y acababa en la delantera con Cédric Bakambu. Entre ellos, el técnico no pudo contar con Mario, Adrián Marín, Bonera, Cheryshev, Bruno, Soriano y Castillejo. Unas ausencias que no impedían, eso sí, que el Villarreal presentara un once de garantías al que había que exigir mucho más fútbol del que desplegó.

El Villarreal salió descentrado —el propio Morales pudo marcar ya en el segundo minuto—, y terminó desquiciado. Cuando ya daba por bueno el empate —declaración de intenciones en toda regla con la salida de Alfred N’Diaye por Bacca mediante—, se encontró con una injusta decisión de Álvarez Izquierdo que terminó de aguarle la fiesta.

EL PRIMER ONCE

Una vez recuperado Jaume Costa a última hora, la única duda en el once se centraba en conocer el acompañante de Víctor Ruiz en el eje de la defensa, donde Álvaro le ganó la primera partida a Rúben Semedo. En cuanto al resto del once, Escribá formó con lo que tenía, con Sansone recolocado en la banda, dentro del clásico 4-4-2 que distingue al Villarreal de los últimos años. En el banquillo, canteranos como Darío Poveda, Leo Suárez, Chuca y Pau, junto a Barbosa y N’Diaye.

INTERCAMBIO DE GOLPES

El partido arrancó con ya con el pie izquierdo para los intereses amarillos. Morales entró por su banda cual cuchillo en mantequilla, como hizo durante todo el choque, y Andrés salvó a los suyos. El futbolista granota recortó a Álvaro González y su disparo seco abajo fue repelido por la pierna del meta murciano. La siguiente aproximación peligrosa fue del Villarreal. Era el primer balón que tocaba Bacca desde su llegada y demostró que tiene la portería tatuada en su mente. El colombiano estuvo cerca de adelantar a los suyos, pero Chema llegó in extremis a interponer su bota para enviar su disparo a córner.

Fueron estas las mejores ocasiones de la primera mitad. Unos 45 minutos en los que el Villarreal apenas encontró a sus delanteros, muy distanciados de la línea de creación. El Levante daba la sensación de estar mejor plantado sobre el terreno de juego, asfixiando la salida de balón de su rival.

Más de lo mismo en la segunda mitad, en la que el Levante cuando se fue decididamente a por la victoria se encontró con ella. Antes del gol de Morales que no debió subir al marcador, los locales lo intentaron por partida triple. Lerma inició las hostilidades con un disparo que se fue acariciando el poste de la meta defendida por Andrés. Álex Alegría secundó a su compañero y, como no, Morales, obligó antes de la hora de juego a ejercer de héroe a Andrés.

SIN SOLUCIONES

Escribá reaccionó a los momentos más difíciles dando entrada a N’Diaye por Bacca y buscando más fortaleza en la medular, un cambio que permitió liberar a Trigueros. Pero el Villarreal solo llegaba a pisar campo rival con el recurso del balón largo, o a balón parado, como un cabezazo de Rodri que no encontró portería. No tuvo más argumentos que mostrar el Submarino, ni siquiera tras el accidente del penalti que desbarató un empate que ayer hubiera sabido a mucho. La prolongación ya solo fue un quiero y no puedo.