La gran racha lejos del Estadio de la Cerámica ha concluido en Las Palmas. El Villarreal pierde fuerza en la lucha por la Champions merced a dos errores defensivos, uno muy claro de Musacchio que desencadenó en una tarjeta roja a Víctor Ruiz que dejó al Submarino con uno menos durante 70 minutos. Demasiada ventaja a un rival que no llegaba al partido en su mejor momento, pero que se aprovechó de las facilidades y acabó ganando un partido que no tuvo cómodo pese a todo. El Villarreal tuvo oportunidades para empatar y vio como no se le señalaba un penalti a Sansone que pudo cambiar el signo del partido. El equipo de Escribá se pegó un tiro en el pie en su lucha por ese cuarta plaza que le deja con muy poco margen de error.

El Villarreal aterrizó en las Islas Canarias con la etiqueta de ser el mejor equipo de la Liga en números defensivos. Una aureola justamente dimensionada por todos en la capital grancanaria en la previa del partido. Las trayectorias de ambos equipos confluían de forma opuesta antes del choque entre los dos conjuntos amarillos de la competición: la ambición por jugar la Champions frente a la desilusión por no poder estar en Europa.

La importantísima ausencia de Soldado y las molestias de Bakambu obligaron a Escribá a rediseñar su sistema táctico y saltar al estadio de Gran Canaria con un solo punta, dentro de un 4-2-3-1 con Sansone más adelantado, y una segunda línea de tres centrocampistas integrada por Samu Castillejo, Jonathan y Soriano. En defensa el cuarteto que ahora se puede considerar como tittular con Mateo Musacchio.

El fútbol alimenta tópico tras tópico. Cada partido es un mundo, las estadísticas está para romperlas... Y efectivamente, los tópicos son tales porque se cumplen. Hoy volvió a suceder. El Villarreal tuvo su mayor debilidad en su mejor virtud. Dos errores graves de jugadores muy importantes dejaron al Submarino con el agua metida hasta la cocina y con peligro real de hundimiento en el espacio de tiempo del minuto 10 al 20.

Un centro de Dani Castellano desde el lateral izquierdo canario fue muy mal defendido por los dos centrales del Villarreal y Boateng consiguió un remate cómodo ante el que Andrés no pudo hacer nada. El 1-0 llegaba tras un gran inicio de partido de los hombres de Escribá. Presión muy adelantada, que lograba maniatar a la UD Las Palmas y conseguía un dominio posicional y del balón para los visitantes.

Pero el Villarreal se pegó un tiro en el pie y empezó a perder sangre con abundancia en el minuto 20. Un fallo de Mateo Musacchio, impropio de un futbolista de su experiencia y que no es el primero que comete esta temporada, dejó a Boateng en clara ventaja para encarar en solitario a Andrés y Víctor Ruiz solo pudo frenarlo en su mano a mano con su portero con un empujón y un agarrón en la misma frontal del área. El árbitro mostró la cartulina roja al central zurdo del Villarreal cuando apenas se había alcanzado el minuto 20. Faltaban todavía 70 minutos y se afrontaba con un gol en contra y en inferioridad numérica.

Escribá ajustó líneas y tuvo que sustituir a Samu Castillejo para dar entrada a Álvaro. Momentos de desconcierto y desajuste para el Submarino que la UD Las Palmas aprovechó para encerrar al Villarreal y generarle serios problemas que Andrés Fernández, con dos auténticas acciones de gran portero, desbarató en favor de los suyos.

El Villarreal superó su crisis y se replegó con orden para intentar suplir que jugaba con con un buen posicionamiento sobre el campo y aprovechando las contras. Y Sansone dispuso de su gran ocasión para empatar, pero fue derribado por Bigas en el área, en un claro penalti que no señaló el árbitro.

LA SEGUNDA PARTE

El Submarino fue creciendo poco a poco. Su puesta en escena en la segunda parte no indicaba que jugaba con uno menos... aunque se notaba en defensa. Cuando el Villarreal se estiraba un poco para buscar el empate, el equipo canario le ponía en aprietos. Pero había que arriesgar. Sansone gozó de una buena oportunidad pero Raúl Lizoain desvió a córner. Trigueros también probó al meta canario en un libre directo. Lo importante es que el Villarreal creía en sus opciones.

Prince Boateng, un incordio toda la noche para la zaga del Submarino, dio dos avisos y alertó del riesgo de adelantar líneas. El Villarreal echó mano de orgullo y acabó lamentando sus graves errores del primer tiempo, porque con 10 hombres durante 70 minutos consiguió jugarle de tú a tú a un rival que vivió de las rentas del gol de Boateng. El Submarino dio la cara pero dejó escapar una buena oportunidad para acercarse al cuarto puesto. Los errores se pagan caros... y la baja de Soldado también.