El Villarreal se marcha de la Copa dejando muestras de que le falta punch en ataque y con la espina clavada de una Real Sociedad que se ha convertido en su auténtico muñeco de fetiche en la Copa, competición en la que los vascos han eliminado a los amarillos en tres de las cuatro ocasiones que se han medido. Anoche al Villarreal se le pueden discutir algunos aspectos en ataque, pero no su actitud y el orgullo exhibido hasta el último minuto. El 3-1 de Anoeta fue demasiado lastre para un duelo en el que a la Real le ha bastado con muy poco para pasar a la siguiente ronda. El sueño de jugar una final se esfumó muy pronto en esta ocasión. El Submarino pagó su mal partido en San Sebastián porque ayer, en su casa, los amarillos lo intentaron hasta el final.

El Villarreal volvió a librar una batalla contra el infortunio en esta segunda parte de la eliminatoria de octavos. Había que luchar contra el crono, pero a la vez no caer en la aceleración y en las prisas para remontar un 3-1 en contra. Los amarillos saltaron con la lección bien aprendida y una idea clara de juego. Escribá introdujo mínimos cambios, y obligados por otra parte, en el once que tan buena sensación causó ante el Barça. Rukavina, Samu Castillejo, Rodri, Álvaro y Borré se convirtieron en las novedades. Descanso para algunos jugadores, pero manteniendo la columna vertebral. Fútbol combinativo, decantado a la banda de un Castillejo muy activo y participativo.

El control de la pelota correspondía al Villarreal, pero la Real volvió a encontrarse, igual que en Anoeta, con un jugador número 12 que se puso de su lado en forma de fortuna, y contando también con el favor arbitral en una jugada clave. En San Sebastián los hombres de Eusebio Sacristán necesitaron muy poco para llevarse el partido y una semana después, en el Estadio de la Cerámica, más de lo mismo, extrayendo oro puro de la única aproximación a puerta con un tiro medio pifiado de Oyarzábal que entró llorando en la portería de Asenjo.

El 0-1 era un puerto de categoría especial que había que coronar en solo 75 minutos con tres goles, como mínimo, para forzar la prórroga. El Villarreal no perdió la compostura ni le entraron las prisas, aunque algunas imprecisiones en el pase denotaban algún nervio. Pero mantuvo su ritmo y su velocidad pausada para buscar la meta de Rulli. Y solo dos minutos después del mazazo de gol txuri urdin llegó la réplica en un preciso pase interior para Castillejo, muy bien interpretado por el malagueño, que definió perfectamente, pero el asistente invalidó el gol por un inexistente, a todas luces, fuera de juego. Un grave error arbitral. Luego el mal fario se puso en contra de los amarillos en un buen tiro de Santos Borré que se estrelló en el poste y se paseó por toda la portería sin encontrar rematador.

GOL DE LA ESPERANZA / La Real jugaba a favor de cronómetro y activaba sus bazas para perder tiempo y colocar al reloj como su gran aliado. El Villarreal insistía y llegaba pero denotaba que le faltaba malicia y oficio en ataque. En la última jugada del primer tiempo, en una falta lanzada por Sansone que se fue al palo, pero Roberto Soriano, atento, remató a placer el gol que ponía en tablas el partido pero todavía a dos goles de la prórroga.

No bajó los brazos el Submarino. Lo siguió intentando sin prisas y con mucho criterio en la segunda parte, con una Real Sociedad que ya renunció al ataque y se dejó a la suerte del contragolpe. Y la aparición de las prisas asomó la cabeza en el bando groguet. El fútbol más pausado dejó paso a más velocidad en los movimientos, pero también en menos precisión, con los donostiarras totalmente replegados y no dejando resquicios.

El dominio absoluto del balón no estaba acompañado de peligro real, aunque la entrada de Pato dejó más desequilibrio e imaginación. Pero este Villarreal necesita un delantero del perfil de Roberto Soldado —al que esctribá no espera hasta el mes de marzo— como el agua para ofrecer más presencia en el área rival. Los minutos pasaban y la misión se antojaba cada vez más imposible. La Real Sociedad, sin balón, controlaba la eliminatoria y atisbaba los cuartos de final de la Copa mucho más cerca.

A favor del Villarreal el orgullo y la pelea hasta el último minuto buscando esa puerta abierta al milagro, aunque el tramo final tuvo más corazón que cabeza. Y Sansone, en una acción desafortunada del italo-alemán, acabó expulsado. La Real Sociedad está en cuartos. Al Submarino se le marchó una posibilidad de hacer algo importante.