Fue un 0-2 pero pudo ser una goleada de escándalo. El Villarreal continuó fallando un gran número de ocasiones pero, al final, el gol acabó cayendo después de acumular y acumular llegadas al área canaria. Tanto fue el cántaro a la fuente que se llenó de agua en forma de dianas. Una victoria que se gestó al contragolpe y que mantiene al Submarino en la sexta posición, a un solo punto del Sevilla, con otro de ventaja sobre el Girona, séptimo clasificado, y abriendo brecha con el Eibar, octavo. Pero, quizá, mas importante que el triunfo fue la recuperación de las buenas sensaciones y de la autoestima del Villarreal, que repitió una actuación similar a la que tuvo ante el Espanyol en Cornellà, incluso mejorada. Se generaron un sinfín de ocasiones de gol y se dejó al rival prácticamente desaparecido en ataque. El 4-2-3-1 le volvió a dar muy buen resultado a Javier Calleja. El Villarreal volvió con fuerza en Canarias, dispuesto a ganarse su quinta clasificación europea consecutiva con partidos como el de ayer.

Calleja sigue buscando el sistema idóneo. En Gran Canaria optó por repetir la idea que tan bien le funcionó al Villarreal en el estadio de Cornellà-El Prat, ante el Espanyol, en uno de los partidos más serios de la actual temporada. El técnico recuperó el 4-2-3-1 con las principales novedades de Daniele Bonera en el eje de la zaga con Álvaro, dejando a Víctor Ruiz en el banquillo, y Soriano y Raba en la segunda línea por detrás de Bacca, con Fornals de enganche y el tándem Rodri-Trigueros como mediocentros.

CON JERARQUÍA / El Submarino mandó desde el primer momento. La presión de los hombres de Calleja comenzaba muy arriba y lograba la recuperación de balones en las zona de inicio de la creación de los canarios. El Villarreal salió muy fuerte y totalmente conectado al partido, lo que se plasmaba en una superioridad en el control del juego aplastante. El gran problema continuaba siendo el mismo de las últimas jornadas, que no era otro que la traducción en goles de las ocasiones que se generan. Dani Raba, muy enchufado y el futbolista con más verticalidad e imaginación en el estadio de Gran Canaria, puso a prueba al argentino Chichizola en los primeros compases del partido con una volea que iba envuelta de mucha pólvora pero que el portero canario desactivó con una buena intervención.

Soriano, Trigueros, Fornals y Raba movían bien el balón y buscaban el hueco en la tela de araña que tejió Paco Jémez, quien le dio un toque más defensivo del habitual a su equipo ante el ayer equipo rojillo por la coincidencia de colores. La actitud y la aptitud eran notables, pero la conexión con Bacca era dificultosa, a pesar de que el colombiano lo intentó una y otra vez. Pero no se halla en su mejor momento de forma. Los canarios dispusieron de su única oportunidad en un remate de Calleri al que respondió Asenjo con un una parada marca de la casa. Luego llegó la lesión de Jaume Costa y la salida de Marín.

El Villarreal lo intentaba de todas las maneras posibles, por la banda, por el centro, con la salida con espacios a la contra… pero no, no había manera. Y así concluyó el primer tiempo, con empate a cero. Un resultado tan injusto con los méritos como real de lo que está sufriendo el Submarino para abrir la lata de los rivales. En defensa, apenas se sufrió para mantener a cero la puerta de Sergio Asenjo.

La UD Las Palmas estiró líneas en la segunda parte. Ya parecía un equipo de Paco Jémez, con más presencia en el juego y teniendo más el balón en su poder. Y eso, a pesar de que pudiera parecer lo contrario, significó un paso adelante para el Villarreal. Calleja lo leyó muy bien y dio entrada a Nico Sansone. Con su entrada al campo inyectaba velocidad, le confería más verticalidad al juego y, sobre todo, potenciaba el contragolpe.

EN OLEADAS / Pablo Fornals se convirtió en el interruptor que accionaba los mecanismos. En apenas siete minutos, el Villarreal tuvo al borde del KO al conjunto canario. Tres acciones de contragolpe pudieron dejar totalmente resuelto el partido. Todas con el castellonense y Bacca como protagonistas y de esas que no se suelen fallar en Primera División. Solo una encontró puerta, quizá la más difícil de las tres, la que abrió el marcador con un pase filtrado largo que encontró un buen desmarque del 9 del Submarino y un tiro en carrera que entró por la escuadra. El 0-1 era el punto diferencial de calidad que necesitaba el Villarreal para resolver un partido importantísimo.

Tras esa jugada llegaron dos más de corte parecido, a cada cual más nítida. Fornals robó un balón en la línea de medios, encontró el desmarque del colombiano, quien superó al portero pero erró en la definición. Y la tercera, sin duda, la más clara del encuentro, con el mismo patrón, pase del Fornals, Bacca encara al portero, le supera y con toda la portería vacía y Sansone en boca de gol, su tiro se pierde tan increíble como desesperadamente fuera. La UD Las Palmas había agotado casi seis vidas, pero todavía le quedaba una y bien que la exprimió porque el 0-1, tan exiguo como corto e irreal, le daba alas. En ese momento el Villarreal comenzó a defender con balón, intentando congelar el juego.

LA ‘PUNTILLA’ / Y cuando el partido estaba en los estertores, una especie de pase, o despeje, de Adrián Marín cogió la profundidad necesaria para encontrar a Sansone para que el delantero italiano encarara solo a Chichizola, siendo derribado por detrás por Gálvez. Claro penalti que transformó el reaparecido Sansone. El 0-2 ponía tierra de por medio y sentenciaba un más que merecido triunfo del Villarreal que se vivió a reencontrar consigo mismo. Golpe de autoridad en la pelea por Europa. No se había ido. En Las Palmas regresó de nuevo la mejor versión del Villarreal de Calleja.