El Villarreal ha puesto la sexta marcha tanto a su fútbol como en la carrera por pelear por una plaza en Liga de Campeones. ¡Qué manera de jugar! Velocidad, precisión, posesiones largas pero rápidas, verticalidad y la idea de divertirse y divertir al espectador, conservando la portería a cero y los argumentos que han convertido a este equipo en el menos goleado de la Liga. Ahora se gana jugando muy bien al fútbol. Es el Submarino 4G que tantas buenas tardes nos ha ofrecido en el último lustro. Muchos jugadores han subido su nivel de rendimiento individual y ello ha redundado en el coletivo. Los goles de Soriano y Bakambu —vaya partidazo del congoleño—, dejaron al Espanyol lejos de la lucha por Europa y al Villarreal totalmente metido en la batalla.

El partido de la Roma en el Estadio de la Cerámica, y posiblemente el regreso de Soldado al equipo, han supuesto algo más que un punto de inflexión en este Villarreal de Escribá.

No solo en la dinámica de resultados, que ha metido a los amarillos de nuevo en la pugna por esa cuarta plaza Champions que ahora tiene tres novias muy claras con Real Sociedad, Atlético de Madrid y Villarreal, sino que ha reconvertido a un equipo que en enero y la primera mitad de febrero ofrecía un fútbol ramplón y aburrido, en un conjunto que juega a un velocidad diferente y con una alegría muy distinta. El Submarino también ha progresado en la calidad y en el número de veces que llega al área rival.

PEQUEÑOS RETOQUES // Escribá no se marchó mucho de su once tipo, aunque en estos momentos y con la mejora en los rendimientos individuales de muchos futbolistas, el concepto equipo titular varía también y ha ampliado su elenco de posibilidades.

Los cambios más significativos, al margen de la vuelta de Bruno y Mario, fueron la salida de la citación de Mateo Musacchio, y el cambio de Castillejo por Jonathan dos Santos. El dúo Bakambu-Soldado repitió en ataque.

El congoleño parece jugar mucho más enchufado con el valenciano a su lado, como si estuviera constantemente espoleándole. Lo cierto es que Bakambu es ahora un verdadero torbellino para las defensas rivales. La sociedad valenciano-congoleña dio su primer aviso a los dos minutos.

En una acción en la que es complicado diferenciar si fue primero el huevo o la galina, en este caso el pase o el desmarque, porque tan bueno fue el movimiento de Bakambu como la visión de soldado para meterle un balón de oro entre líneas, que Diego López evitó que se convirtiera en gol.

El Villarreal explotó muy bien los dos carriles con las irrupciones de Mario y Jaume Costa. El control y la posesión se decantaron del lado local, con un fútbol vibrante y atractivo, con canalización desde la zona defensiva, comandado por Víctor Ruiz y elaborado a fuego vivo por Bruno y Trigueros. Las transiciones eran mucho más rápidas que hace un mes y también se contaba con la participación de un Roberto Soriano que nada tenía que ver tampoco con el de semanas atrás. Soldado era el tercer punto de apoyo del fútbol creativo de los amarillos, la punta de un Villarreal que ha logrado estirar la longitud del terreno de juego y también hacerlo más estrecho, porque ahora su fútbol es más dinámico, el balón se mueve más rápido y existe más verticalidad.

FIABLES ATRÁS // Por otra parte, la seguridad defensiva continuaba siendo un argumento de peso para el Submarino, aunque Gerard Moreno se convirtió en un incordio constante para Álvaro y Víctor Ruiz. El Espanyol se replegó bien en su mitad de campo y lanzó contras. Andrés Fernández evitó un gol perico en un buen remate de Jurado, de la misma forma que Súper López hizo lo propio con un remate de Soriano tras combinación con Soldado y Bakambu. Un minuto después, el italiano envió a la red con el muslo un pase de Mario al filo del descanso. Era su sexto tanto en Liga.

El equipo de Escribá no modificó su discurso con el 1-0 en la segunda parte. El partido continuaba siendo eléctrico, disputado a gran velocidad, y con un Villarreal agresivo pero a la vez exquisito, que se divertía y lograba conectar con la grada con un fútbol en muchos momentos muy brillante. Quique Sánchez Flores echó mano del recurso de Felipe Caicedo, encauzando su juego a las bandas en búsqueda del centro y la cabeza del ecuatoriano. Pero ni Álvaro ni Víctor Ruiz dejaron un resquicio en el muro menos goleado de la Liga.

MÁS CONTROL DE JUEGO // El entrenador amarillo movió ficha sustituyendo a Soldado por Jonathan. El mexicano salió como segundo punta, pero reforzando el centro del campo con su fuerza y potencia. El Espanyol no cedió y se creyó que podía empatar, porque el 1-0 era demasiado fino y concedía esperanzas, pese a que el partido había sido amarillo chillón. Diego López fue el mejor delantero perico porque sus paradas dieron vida a los suyos.

Otra vuelta de tuerca para Escribá. Nueva variante con Manu como enlace con el ataque. Y la varita del genio de Talavera se puso a funcionar. En solo un par de minutos, dos ocasiones. Una se marchó fuera por poco en un libre directo, y la segunda, un trallazo, fue despejada por el exportero amarillo, cayendo el rechace en Bakambu, que obtuvo el justo premio a su gran partido con el 2-0. El partido había terminado 11 minutos antes del tiempo reglamentario. El Espanyol hincó la rodilla. Los tres puntos se quedaron en casa. El Villarreal sigue su carrera a la caza de esa cuarta plaza. Y, lo más importante, asentando su puesto en Europa.