El Villarreal se apaga y la Europa League, se complica. El Submarino, sin gol, pero también sin fútbol ni argumentos, perdió otro encuentro en el Estadio de la Cerámica (0-2). El Girona necesitó de muy poco, de poquísimo, para ganarle hasta el golaveraje, lo que desnuda todavía más las carencias actuales de un Submarino, perjudicado de nuevo por el árbitro, que no señaló dos penaltis inapelables, por no hablar de la posición antirreglamentaria con la que nace el 0-2.

Contando la eliminatoria frente al Olympique de Lyón, es solo una victoria, la heroica de hace siete días frente al Getafe, por la mínima y Asenjo vistiéndose de héroe parando dos penas máximas, en sus últimos ocho encuentros. Es decir, ya no se trata de un mal momento puntual.

El Villarreal está lejos de su mejor forma y Calleja anda rumiando soluciones que no terminan de ser satisfactorias. Esta vez, el técnico madrileño rescató el rombo y, tratando de optimizar el rendimiento ofensivo, sentó a Enes Ünal y Roger Martínez para dar entrada a Raba junto a Bacca. El regreso de Fornals, tras un par de partidos en los que no aparecía entre los titulares, también resultaba alentador frente a un Girona que en nada parece un equipo que se estrena en Primera División. Hasta el punto de presentar su candidatura a puestos europeos con todas las de la ley.

Los amarillos salieron con propósito de enmienda desde el principio, atacando con criterio por ambos costados, contando con el beneplácito de un adversario que, con su 3-5-2, se sentía a gusto cediendo la iniciativa a los locales. Mario por la derecha y Castillejo por el otro costado penetraron en el área catalana, pero sus centros, incisivos, no encontraron rematador.

O sea, lo mismo de los últimos encuentros, como esa certeza, más que sensación, de que hasta los arbitrajes son claramente adversos: tres amarillas, para Raba (¡a los 90 segundos!), Jaume Costa y Bonera, en el primer tiempo, por una para el Girona, en un cómputo nada proporcional en cuanto a faltas cometidas (por entonces, siete del Submarino, una decena de los visitantes). Álvaro, al filo del descanso, se jugaba otra cuando salió como un poseso detrás del inexperto González Fuertes, mostrándole la rotura de su camiseta, a raíz de un agarrón en el área rojiblanca. Unas protestas que el cántabro reiteraba aún minutos después de la acción.

PRIMERA DEL GIRONA... Y 0-1 // Si arriba no estás nada fino y atrás cometes errores impropios como el de Rodrigo en el 0-1, pues los partidos se complican mucho más de lo acostumbrado, incluso antes de que cualquiera de los rivales haya adquirido méritos para ponerse con ventaja.

Justo al cuarto de hora, el canterano regaló el balón en la frontal del área, donde Borja García lo tuvo todo de cara para enviar el esférico a la cabeza de Stuani, quien colocó la pelota fuera del alcance de Asenjo, con un Álvaro demasiado contemplativo.

Las intenciones de ambos equipos se agudizaron con la apertura del marcador. El Girona, además, perdiendo tiempo desde que mandaba en el electrónico. El Villarreal perseveraba, coincidiendo con la activación de Bacca, pero sin llegar a incomodar a su oponente, que perdía a Planas por lesión muy pronto. Fornals, en el balcón del área, chutaba a las manos de Bono, en el único remate bien dirigido de los locales en el primer acto, en una acción que prometía bastante más de lo que al final acabó siendo. Igual que la reacción amarilla al 0-1, que se diluyó hasta el intermedio para transformarse en inocua, en medio del clamor contra al juez de turno, por el cristalino penalti no señalado.

LOS DESTELLOS DE ÜNAL // Enes Ünal en lugar de Raba fue el primer intento de Calleja a la hora de cambiar la decoración de la contienda. El turco salió con la electricidad de la que adolecían sus compañeros. Fornals se contagió y probó a un, hasta ese momento, tranquilo Bono. El Villarreal abandonó el trote y metió una marcha más. Bacca se topó con el portero del Girona, que, al menos, ya comenzaba a sudar.

No llegaba el gol, pero sí el segundo penalti escamoteado, esta vez por una mano incuestionable de Juanpe. Soriano relevó a Castillejo y fue el primer futbolista del Villarreal en intentarlo desde la media distancia, chocando con la inspirada respuesta de Bono, en la parada de la matinal. Y ahí se extinguió el Villarreal.

DE STUANI A LOZANO // Calleja quemó las naves dando los últimos minutos a Roger Martínez, en detrimento de Fornals, para acabar jugando con tres puntas. Pero, en la acción siguiente, el Girona montó un contraataque, con el asistente Portu arrancando desde el fuera de juego, para que Choco Lozano sacase las telarañas de la escuadra y asestara la puntilla (min. 79). Dos jugadas, dos golpes, dos goles. Es lo que necesitó para hollar el Estadio de la Cerámica, con lo que, además, le gana el golaveraje al Submarino, después del 1-2 en Montilivi, para ponerse a solo un punto.

Ya con todo el pescado vendido, el hondureño, que había sustituido al anterior goleador, acarició el 0-3, aunque entre Álvaro y el poste lo abortaron ante una afición que empieza a ver como la guerra por la Europa League, a la que el Girona, cuyo aliento ya nota el Villarreal en la nuca, se suma como aspirante de pleno derecho, se recrudece.