Cuando todo el mundo daba por hecho que el Real Madrid jugaría plagado de suplentes, el pasado sábado en el Estadio de la Cerámica (2-2), Zidane sorprendió con un once de los llamados habituales, a excepción hecha del brindis al sol de la titularidad de su hijo bajo los palos. Todo hace indicar que el entrenador francés, con la obligada entrada de Keylor Navas, podría apostar por el mismo equipo, el sábado en frente al Liverpool, en la final de la Champions.

Si Zidane actúa como en los dos últimos años, en los que los blancos ya conquistaron la Orejona, todo hace indicar que la alineación de Vila-real será la misma -con esa clara excepción- que la de Kiev. Así, escoltarían al guardameta costarricense, atrás, Carvajal y Marcelo en los laterales, con Ramos y Varane en el centro; Modric y Kroos acompañando a Casemiro en la medular; Isco de enganche; y, arriba, Bale y el intocable Cristiano Ronaldo.

El gran damnificado sería Benzema, en una nueva confirmación del poco protagonismo que, esta temporada, ha tenido la BBC. Hace unas semanas, el galés parecía relegado al banquillo, pero la recuperación de su última lesión, unida al buen tono mostrado en las últimas jornadas, a priori, intercambian los roles. Tampoco parece que Marco Asensio y Lucas Vázquez tengan demasiadas opciones, de entrada, de salir desde el inicio en el Olímpico.

SIN BAJAS // Zidane, por primera vez en muchas semanas, dispone de toda la plantilla. Los blancos todavía se ejercitarán hoy en Madrid, antes de desplazarse a Ucrania, donde le esperan unas condiciones meteorológicas similares a las de la capital de España.

En otro orden de cosas, los aficionados del Real Madrid han devuelto cerca de 3.000 de las 12.800 entradas sorteadas, a las que el club no ha dado aún salida, debido a lo caro del viaje.