El Barça de Valverde, y no solo por tener a Messi, se inclina siempre a la izquierda. Tiene un arma nada oculta. Todos saben del impacto que genera Jordi Alba cuando aparece por el que fue hogar de Neymar durante los cuatro últimos años. Todos estudian esa «conexión» entre Leo y Jordi, pero nadie sabe cómo desactivarla. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Marcelino, el técnico del Valencia, o a Javi Calleja, el entrenador del Villarreal. Se pasan horas y horas viendo cómo el 10 detecta la aparición del 18. Por mucho que miren, resulta imposible descodificarlo.

«Jordi siempre llega de forma sorpresiva para los rivales», admitió Valverde. «Es una de nuestras armas, lo tenemos claro», precisó después el técnico azulgrana. Tan claro que el Barça vive ahora en ese carril porque Sergi Roberto no tuvo ayer el enorme peso ofensivo que exhibió su colega en la otra punta del campo. «En el segundo tiempo ha sido una de las claves entrar por la izquierda», confesó Valverde, quien advirtió también de los problemas tácticos que le generaba el Villarreal cerrando «los espacios por dentro». Si no hay hueco ahí, siempre queda mirar a la punta izquierda para ver correr a Jordi como si no existiera un mañana. Pero no solo estuvo valioso en ataque sino que el Barça agradeció, además, su capacidad para corregir en defensa los errores de sus compañeros.

«Jordi se proyecta muy bien en ataque y se entiende muy bien con Messi. Siempre buscas esas conexiones, son seguros de vida para el equipo», adelantó Valverde, asumiendo el rol trascendental que tiene esa pareja de zurdos en el juego del Barça. A Alba se le espera, pero nadie lo frena. A Messi se le conoce desde hace más de una década, pero es realmente imposible anularlo. Lo que nadie podía imaginar es que la simbiosis entre ambos alcanzara tal grado de madurez. Y mucho menos que se pudiera convertir en el arma más peligrosa que tiene ahora mismo el líder. A la espera de que aparezca Dembélé a inicios del nuevo año, Valverde no tiene dudas de dónde está la llave del gol. Y eso que Messi no aprovechó dos precisas asistencias del lateral zurdo para que el partido de ambos adquiriera el rango que merecía. Cuando Alba corre, Messi siempre sabe está, protegidos ambos ahora por un zurdo, central y belga, que llevaba bajo sospecha años. Tan cuestionado estaba que antes de pisar el campo, obligado por la grave lesión muscular de Umtiti, nadie creía en él.

Un defensa limpio

A cada partido que ha jugado (y lleva cinco de manera consecutiva, completando cuatro de ellos), Thomas Vermaelen ha ofrecido mejores sensaciones. «Es un gran jugador, que nos da mucho», dijo Valverde, quien más ha confiado en ese defensa de cristal.

«No tenemos dudas con él. Tuvo que salir en un momento decisivo para nosotros, pero está respondiendo muy bien, con mucha sobriedad», añadió el técnico azulgrana, satisfecho por el comportamiento del exjugador del Arsenal. Otro zurdo decisivo en el coqueto Estadio de la Cerámica.

Un defensa limpio (90 minutos, cero faltas), con un prodigioso porcentaje de acierto en el pase (95%), capaz de gobernar con autoridad el juego aéreo y, sobre todo, con la anticipación necesaria para que el veloz Bakambú («cuando corre él, todo el mundo tiembla», puntualizó Valverde) no le desnudara. Bien puesto, conocedor del oficio, Thomas no perdió ni una sola carrera, cubriendo un hueco que la lesión de Umtiti parecía que se convertiría en un túnel para la zaga azulgrana.