El berberecho es un molusco de pequeño tamaño, que habita enterrado en la arena y en las desembocaduras de las rías. Es un marisco bivalvo y tiene dos conchas en forma de corazón con surcos muy marcados. Son de bajo contenido en grasa y escaso aporte calórico. La cantidad de colesterol que contiene es baja, si se compara con otros mariscos. Otra ventaja que ofrece el consumo de berberechos es el contenido en hierro.

Los encontramos de forma abundante en la costa gallega y se capturan cuando la marea está baja. Llegan a los mercados municipales durante todo el año, pero la mejor temporada para disfrutar de este pequeño manjar marino es desde septiembre hasta abril. Pueden adquirirse vivos o en conserva al natural. Como garantía de frescura, hay que comprobar que el líquido que contiene sea claro y con olor a mar. Antes de utilizarlos hay que limpiarlos bien. Para ello, los introducimos en un bol con agua y una cucharada de vinagre para que suelten la arena y los dejaremos en la nevera una hora aproximadamente. Seguidamente, antes de proceder a cocinarlos, los lavaremos a conciencia con agua bajo el grifo.

PREPARACIONES

En ocasiones, los berberechos se comen crudos. Tienen un excelente sabor a mar y una textura suave, protagonista en multitud de recetas. En conserva es muy popular en nuestro país, acompañado de unas gotas de limón, pimienta negra recién molida y unas gotas de aceite de oliva. En fresco las preparaciones más frecuentes son a la plancha, a la parrilla, al vapor o con salsas a la marinera o al ajillo. Son buenos acompañantes de pasta, arroces, y guisos de pescados a la marinera o en salpicón de marisco.

Por su sabor a mar, su riqueza en hierro y sencilla elaboración los berberechos son un alimento muy apropiado para incluir en diversas preparaciones o incluso para tomar como aperitivo.