El sushi es la preparación culinaria japonesa más popular y reconocida en todo el mundo, con muchos adictos. Un bocado de delicada elaboración, minimalista, de diferentes y coloridas formas, elegante y de sabor muy suave.

No obstante, los orígenes del sushi no son japoneses sino chinos. Tradicionalmente, el pescado era guardado en vasija de barro con arroz para conservarlo más tiempo. El moho que producía el arroz hacía fermentar el pescado y se conservaba más tiempo. Hoy en día los trozos de pescado fermentado, llamados en Japón narezushi, son guardados incluso durante un año.

Cuando la técnica china de conservar el pescado llegó a Japón, se perfeccionó y se abrevió el proceso. Al añadir vinagre de arroz, mezclado con arroz cocido y combinado con el pescado, podían emular el sabor del narezushi, pero acortado el proceso. Así es como nació el sushi rápido, que es anterior del sushi que consumimos en la actualidad.

Este producto es una forma de preparar el arroz que no hace referencia a los diferentes ingredientes que pueden acompañarlo. Aunque el nombre sushi se ha designado para referirse a las variedades más habituales de platos con este tipo de arroz, como el maki, nigiri o incluso el sashimi, que a pesar de ser una preparación con pescado crudo pero sin arroz, siempre se asocia al sushi.

Entre las principales variedades destacan el maki: arrollados de arroz elaborados con una lámina delgada de alga nori, que en su interior pueden contener pescados frescos, algas o vegetales; el nigiri: especie de canapé de arroz óvalo con una porción delgada de pescado fresco; y el sashimi: pequeñas y delgadas láminas de pescado fresco.

El sushi siempre se acompaña de salsa de soja, pétalos de jengibre escabechado y pasta de wasabi. En los mercados podemos comprar sushi elaborado o los ingredientes para prepararlo.