Esta fruta ayuda a bajar los nieveles de ácido úrico en sangre además de aportar una cantidad importante de hierro y potasio, así como algo de calcio y magnesio. Debido a su composición es un antioxidante natural. Las vitaminas A, B, C, E y PP son importantes en esta fruta. El rabillo de las cerezas en infusión es depurativo y diurético. La cereza hidrata y suaviza la piel además de potenciar el bronceado. Apropiada para las personas con artritis y reuma o con estreñimiento.

UNA FRUTA DE VERANO

La mejor época para disfrutar del máximo sabor y propiedades de las cerezas se sitúa antes del verano, entre los meses de mayo y junio, aunque pueden disfrutarse de ellas hasta mediados de agosto. Una de sus características fundamentales es que no incrementa el azúcar una vez se ha recolectado ni con el paso del tiempo, por lo que debe cogerse del árbol cuando está madura, en el punto ideal para su consumo.

CUANTO MÁS GRANDE, MEJOR

Dependiendo de las variedades, las mejores son las negras o rojo intenso. La piel debe ser brillante y firme, sin imperfecciones y debe estar bien limpia. El tallo debe ser verde y estar bien unido a un fruto carnoso. Cuando más grande, más sabrosa es. En la nevera se pueden guardar hasta diez o doce días si ni se lavan ni se tapan. Las más maduras se congelan bien y se pueden mantener varios meses en perfecto estado.