En quince meses de gobierno, l’Alcora ha dado un giro trascendental a sus políticas de participación. El diálogo y el consenso que durante cuatro años trabajamos en el Partido Popular con cada una de las formaciones que ocupaba la bancada de la oposición ha quedado en el recuerdo. La llegada de un tripartito que sumó sus votos para poder garantizarse el poder aplica sin piedad el rodillo e impone criterio sin dar pie a la colaboración.

No importa el calado o relevancia de la iniciativa, solo su emblema. Y si este se corresponde con el del Partido Popular, la negativa está servida con una respuesta inmediata y automática: no es no. No hay planteamiento o idea que tenga acogida en el seno de tres formaciones políticas, PSPV, Compromís y el Grupo de No Adscritos que unieron papeletas para alcanzar la alcaldía.

Un objetivo común que, una vez alcanzado, demostró que los dichos no eran hechos y que muchas de las promesas anunciadas eran palabras que se lleva el viento. Ni a Compromís ni a PSPV le importa la opinión de los 2.264 vecinos que con clara mayoría votaron el proyecto del Partido Popular. Es el ninguneo a cientos de ciudadanos, un perjuicio directo a los vecinos, y que se traduce en la negativa a participar, a dar cabida a propuestas diferentes al criterio de la coalición de gobierno.

La misma que los socialistas se han empeñado en aplicar con tesón a nivel estatal. La que ha provocado un bloqueo institucional tristemente histórico que no deseamos replique l’Alcora.

Creemos que si durante cuatro años el Partido Popular fue capaz de debatir, consensuar e integrar propuestas e ideas de otros partidos, quienes hoy gobiernan nuestra localidad deberían continuar el camino del diálogo y el consenso que tan buenos resultados nos dio en el pasado mandato. Háganlo, es lo que prometieron. H

*Concejala del Partido Popular en L’Alcora