La economía alemana creció un 1,5% el año pasado, el mayor crecimiento desde el 2011, gracias a la elevada tasa de ocupación, incremento salarial, que deriva en una mejora del consumo interno, y exportaciones. A pesar del tropezón del segundo semestre del año, la potencia económica de Europa se distancia del escueto incremento del 0,1 % del ejercicio previo, según los datos que ha publicado la Oficina Federal de Estadística (Destatis).

La locomotora europea sigue rodando y su modelo es apreciado por las agencias de calificación, que la califican con la mejor nota, situada en la "triple A". Las claves de su éxito, según la agencia calificadora, son las elevadas exportaciones netas y una "relativa competitividad" lograda tras años de reestructuración empresarial, restricción de salarios y elevadas tasas de ahorro.