Hace casi dos años, un grupo de emprendedores españoles decidió ir un paso más allá en su vocación humanitaria: se unieron con el objetivo de facilitar el acceso al agua potable en el mundo subdesarrollado. Para conseguirlo, crearon Auara, una empresa social o, lo que es lo mismo, una compañía que no reparte beneficios, sino que los dedica de manera íntegra a financiar proyectos humanitarios. Ni los trabajadores ni los fundadores reparten dividendos; solo cobran un sueldo que les permite vivir.

Auara empezó a operar a principios del 2016, pero la primera botella no salió al mercado hasta septiembre de ese mismo año. El consejero delegado de la empresa, Antonio Espinosa, que es además uno de sus fundadores, cuenta que el producto ha tenido una gran recepción en el mercado. De hecho, en apenas 15 meses, la empresa ha vendido más de un millón de botellas a un precio unitario recomendado de 57 céntimos, y eso que la distribución es uno de sus asuntos pendientes para este 2018. A la espera de cerrar un acuerdo importante con una distribuidora que permita mejorar su canal de venta, sobre todo de cara a la hostelería, Auara se comercializa ya al pormenor en máquinas de vénding, Amazon, Hipercor, El Corte Inglés y Veritas.

Este volumen de ventas se ha traducido, hasta ahora, en una veintena de proyectos repartidos entre nueve países. Auara ha financiado pozos, obras de saneamiento e infraestructuras de recogida de agua pluvial. Pero todo a su manera, es decir, sobre el terreno. La empresa española solo trabaja con organizaciones locales o que están completamente establecidas en la zona elegida, para asegurar así una mejor respuesta a las particularidades de cada área. Además, Auara exige la implicación de la comunidad en cuestión de un modo particular: la empresa financia un 95% del proyecto, mientras que los vecinos deben aportar el otro 5%. Aunque, como recalca Espinosa, ese porcentaje no se paga en dinero, sino con mano de obra o con materiales a los que la comunidad pueda tener acceso.

SEGUIMIENTO

Otra de las particularidades del modo de proceder de Auara es el tiempo de seguimiento de los proyectos una vez acabados. Con el fin de dar una cobertura amplia a las comunidades a las que ayuda, la empresa sigue atenta a los acontecimientos en cada una de sus obras durante cinco años. Ahora, por ejemplo, ha surgido una avería en un pozo de Benín dedicado a abastecer a más de 500 personas que se encuentran en una situación de abandono casi total en el país africano. Ya está en marcha la reparación del desperfecto.

Pero además de facilitar el acceso a agua potable en el tercer mundo, Auara nació con otro propósito: concienciar sobre este problema de escasez y actuar frente a la preocupante situación medioambiental. De momento, ha reciclado ya 35.000 kilos de plástico y ahorrado 65.000 de petróleo gracias al material que usa para el embotellado. En el camino de la divulgación, las cosas también parecen marchar bien: Auara es —según la empresa— la marca española que más creció en Facebook el pasado año y la marca de agua embotellada con más seguidores en Instagram.