El precio del petróleo ha caído de lleno en las reglas más elementales del mercado que llevan de forma casi inexorable a un mayor encarecimiento. El barril de Brent marcó ayer un nuevo máximo anual, en 78,21 dólares y del análisis sobre el mercado publicado por la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se desprende que la espiral alcista de los precios va a ir a más.

Tanto las «preocupaciones geopolíticas», como la «robusta demanda» y la reducción de la oferta por parte de la OPEP, Rusia y otros nueve productores independientes, han impulsado al alza los precios del petróleo. Así lo ve la OPEP en su boletín mensual, publicado ayer, en lo que constituye el primer pronunciamiento de la organización con sede en Viena después del anuncio del presidente Donald Trump de romper con Irán.

Por un lado, la OPEP elevó ayer su previsión de demanda mundial de crudo para este año por el sólido crecimiento mundial de la economía. Al mismo tiempo, la organización avaló que los países están cumpliendo su acuerdo de diciembre del 2016 para frenar la oferta de barriles en el mercado. Cuando la demanda aumenta y la oferta se reduce, suben los precios. Y si a esta regla básica de la economía se añade la incertidumbre derivada de las tensiones geopolíticas agravadas tras la decisión de EEUU de romper el acuerdo nuclear con Irán, la escalada de los precios no puede sino acentuarse.

El crudo de referencia de la OPEP se encareció en abril hasta alcanzar una media de 68,43 dólares por barril, un 7,3% (4,67 dólares) más que el promedio de marzo, y continuó avanzando en mayo hasta superar el pasado jueves los 74 dólares por primera vez en tres años y medio.

En concreto, la OPEP ha elevado la estimación de la demanda mundial de crudo para este año hasta un total de 98,85 millones de barriles diarios, el 1,7% más que en el 2017 y 150.000 más que lo previsto hace un mes. Los cálculos de esta sólida demanda están basados en las buenas perspectivas para la economía mundial, con un crecimiento que la OPEP prevé que será del 3,8% este año.

Al mismo tiempo, los 14 países integrantes de la OPEP, además de Rusia y otros nueve productores independientes de petróleo están colocando en el mercado una cifra conjunta de barriles diarios por debajo del tope máximo de 32,5 millones fijado en diciembre del 2016. Todos estos países acordaron entonces retirar del mercado 1,8 millones de barriles diarios con el fin de elevar los precios, que se hundieron en el 2014.

BAJAN LAS RESERVAS COMERCIALES/ La rebaja de los suministros, vigente en principio hasta el 31 de diciembre próximo (si bien la OPEP y sus aliados volverán a revisar la situación en una reunión el 22 de junio en Viena), ha contribuido a drenar los inventarios de crudo. Según el informe publicado ayer, esas reservas comerciales de petróleo en los países industrializados cayeron en marzo en 12,7 millones de barriles, hasta 2.829 millones, nivel que aún supera levemente, en 9 millones, la media de los últimos cinco años.

No obstante, este ajuste de la oferta está siendo contrarrestado, en parte, por la creciente producción de países rivales, no integrantes de la OPEP, sobre todo de EEUU. Según el informe publicado en Viena, en el 2017 las inversiones en EEUU para la extracción de petróleo de esquisto aumentó un 42%, hasta alcanzar los 138.000 millones de dólares. Así, el boletín vaticina para el 2018 un incremento de la «producción no OPEP» hasta los 59,62 millones de barriles diarios, lo que significa 1,72 millones más que en el 2017 y 10.000 más que lo estimado hace solo un mes.

El tercer factor que contribuye a calentar los precios llega de los riegos geopolíticos agravados tras la decisión de EEUU de salirse del acuerdo nuclear con Irán. El país persa es el tercer productor de la OPEP y el quinto mayor a nivel mundial después de EEUU, Arabia Saudí y Canadá. La situación política de Venezuela también ha provocado una caída de su producción.