La banca española no tiene en términos generales un problema desolvencia gracias al esfuerzo hecho por las entidades sanas y a los 61.495 millones en ayudas aportados por los contribuyentes para rescatar a las quebradas. Pero aunque su situación dista de ser tan mala como en los peores momentos de la crisis, tampoco es ni mucho menos ideal. Al igual que la europea, sufre graves carencias en su rentabilidad. Y en contra de lo que pudiera parecer, ello no solo perjudica a sus accionistas sino también al conjunto de la economía y por tanto de la sociedad.

El problema es que las entidades llevan años obteniendo una rentabilidad en relación con su capital (ROE, un indicador del retorno que ofrecen a los accionistas) inferior al coste que les supone hacerse con ese capital (COE, el retorno que un inversor exige para invertir en una empresa) y la brecha no para de crecer. Sus propietarios salen lógicamente perjudicados: el mercado estima que no es interesante invertir en bancos y por eso su valor en bolsa está hundido. Pero también es malo para la economía: las entidades deben guardar una cierta cantidad de capital por cada crédito que dan para protegerse de posibles impagos. Si les resulta más caro conseguir ese capital, lo normal es que concedan menos préstamos y con intereses más altos.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, admitió este jueves que está preocupado por ello: "Los precios de las acciones de los bancos son significativos para las autoridades porque si caen de la forma en que lo han hecho, se podría asumir, si van a seguir así, que el coste de capital se incrementará y por tanto el retorno del crédito se reduciría, lo que sugeriría por parte de los bancos un comportamiento más conservador en los préstamos. Por eso nos importan los precios de las acciones de los bancos en relación con la transmisión de nuestra política monetaria". Es decir, que al BCE le preocupa que la baja rentabilidad de los bancos perjudique sus medidas extraordinarias (tipos al 0% y liquidez ilimitada y barata) para reactivar la financiación a empresas y familias.

SUSPENSO ESPAÑOL Y EUROPEO

El coste de capital es difícil de calcular, como apuntaba este viernes el consejero delegado de Bankia, José Sevilla ("Nadie sabe cuál es"). Un informe de CaixaBank Research del pasado 8 de julio indicaba que, para la banca europea, se situó en el 9,7% en el 2015 y en el 10% de media entre el 2000 y el año pasado. La mayoría de los analistas, añadía, lo estima alrededor del 10% a largo plazo. El BCE lo calculaba el año pasado entre el 8% y el 10%, pero las turbulencias del mercado lo elevaron al en torno del 10% en el primer trimestre, según 'Bloomberg'. Los expertos han vuelto a subir sus estimaciones en las últimas semanas por el 'brexit' y el banco estadounidense Citi calculaba este miércoles que para los bancos cotizados españoles está entre el 9,5% y el 13% ("No lo compartimos", critica el director financiero de una entidad).

Frente a ello, el estudio de CaixaBank apuntaba que la rentabilidadde las entidades europeas, superior al 15% antes de la crisis, se situó en el 5% de media en el 2015, casi el doble que en el 2014 (2,7%) pero muy lejos del promedio desde el 2000 al año pasado (10,1%). Por su parte, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, destacaba esta semana que la de los bancos españoles se redujo del 6,9% en el 2014 al 5,6% en el 2015 (del 5% al 4,4% si se tienen en cuentas solo sus negocios en España).

Los datos del primer trimestre también son desalentadores. Como se ve en el gráfico, el único banco español que obtiene una rentabilidad claramente superior al coste de capital quitando el caso puntual de Unicaja (se debe a unos ingresos extraordinarios en el primer trimestre; al cierre del año pasado su ROE era del 6,7%) es Bankinter. Citi estima su COE en el 9,5% (si bien en el banco lo calculan entre el 8,5% y el 9%) y es el único cuya cotización en bolsa es superior a su valor contable teórico según su balance. Es decir, que los inversores le ven buenas perspectivas, no como al resto. Y el futuro no pinta bien: Standard & Poor's estima una rentabilidad media en Europa del 5,5% este año y Bank of America Merrill Lynch calculaba esta semana esa misma tasa para el negocio español de forma "estructural".

CAUSAS Y SOLUCIONES

¿Pero a qué se debe que la rentabilidad esté por los suelos?"A unos tipos de interés muy reducidos e incluso negativos, que llegan a suponer un coste para los bancos por tener exceso de liquidez; a la presión regulatoria que exige más capital que es caro de captar; y al elevado volumen de activos improductivos, morosos y adjudicados, que no generan ingresos pero sí costes", explica Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia y director adjunto del IVIE. "Es sorprendente que teniendo ahora la banca mucho más capital que hace unos pocos años, lo que supone que es un negocio más seguro, el inversor exige una mayor prima de riesgo", añade.

Con los ingresos hundidos, la palanca casi exclusiva que activan las entidades para mejorar su rentabilidad es el recorte de costes, y de ahí las reducciones de plantilla y oficinas anunciadas o en preparación de Santander, CaixaBank, Popular, Liberbank o Unicaja. Otras entidades, se reconoce el sector, no tardarán en seguir sus pasos. "No queda más remedio que reducir costes para ganar eficiencia y eso exige seguir cerrando oficinas y migrar poco a poco hacia la banca digital para ahorrar costes", argumenta Maudos, que también estima que "habrá que recurrir a las fusiones para reducir costes",operaciones que se prevén para el 2017.

Una mejora relativa

La mayoría de los bancos españoles mejoró su rentabilidad sobre capital en el primer trimestre frente al 2015: Unicaja (6,7% al 10,9%), Abanca (8,2% al 8,4%), Santander (7,2% al 7,5%), Sabadell (6,3% al 6,7%), Liberbank (5,8% al 6,6%), KutxaBank (4,6% al 6,3%) BBVA (5,3% al 5,6%), BMN (2,9% al 4,5%), Ibercaja (3,3% al 4,4%) y Popular (0,8% al 3%). Bajó la de Bankinter (10,9% al 10,7%), Bankia (9% al 8,2%) y CaixaBank (3,4% al 3%). No son, con todo, variaciones significativas ya que las entidades suelen esperar al último trimestre para hacer las mayores provisiones, que son las que más penalizan su rentabilidad.