Quinto año de recuperación, uno más que la economía española. El Santander ganó 6.619 millones de euros el año pasado, el 7% más que en el 2016 y su beneficio más alto desde el ejercicio del año 2010.

La mejora ha venido propulsada por los resultados de Brasil (2.544 millones, 42% más) y España (1.080 millones, el 57% más), que han compensado la caída de su tercer mercado principal, el Reino Unido (1.498 millones, 9% menos), y los mayores saneamientos extraordinarios (897 millones, 115% más), así como por los mayores ingresos (10,3%) y las menores provisiones para afrontar futuras pérdidas crediticas (-4,3%). La bolsa lo premió ayer con una subida del 0,88% de la acción.

Frente a ello, el Popular, que fue comprado el pasado 7 de junio tras su intervención por las autoridades europeas, perdió 12.255 millones de euros en el 2017, los segundos mayores números rojos de una empresa española tras los de Bankia del 2012 (19.056 millones).

Al Santander solo le afectan los 37 millones que perdió desde la compra (ganó 263 con su actividad ordinaria a los que se restan los primeros 300 de los 1.200 millones en provisiones para pagar la reestructuración de la entidad).

Su ahora filial perdió 13.000 millones en depósitos y 5.000 millones en créditos el año pasado, hasta los 58.000 y 68.000 millones. Hasta su caída, habían salido 20.000 millones en depósitos, de los que el Santander ha recuperado 7.000. En créditos, había perdido 3.000 millones, más otros 2.000 millones desde la adquisición. Pese a ello, la presidenta del grupo, Ana Botín, destacó que la cuota conjunta de los dos bancos ha crecido desde junio y defendió que su filial está «básicamente estabilizada».

La ejecutiva se ha mostrado dispuesta a que la Junta Única de Resolución (JUR) europea publique el informe preliminar de Deloitte que sirvió de base para la intervención del Popular. Eso sí, con restricciones: «Nos parece muy bueno que se conozca cómo estaba la entidad en el momento de la resolución. Salvo alguna cosa que preferimos que no se publique, como las alianzas comerciales (que tenía el banco con otras entidades y que el Santander estudia si mantener o romper), no tenemos ningún problema».

Se trata de un informe muy polémico, ya que en su día las autoridades desvelaron que daba un valor negativo al Popular de entre 8.200 y 2.000 millones, pero se omitió que también calculaba 1.500 millones positivos en un escenario benigno. Primero se publicó una versión muy censurada pero el panel de apelación independiente de la JUR dictaminó que se debían desvelar más detalles. La publicación de esta versión lleva semanas de retraso y la presidenta de la junta, Elke König, aseguró en diciembre en el Congreso que debía «consultar» al Santander al respecto.

Los accionistas y bonistas afectados confían en que el informe les dé armas en la batalla legal que han lanzado para recuperar su dinero. En este sentido, Botín destacó que el 78% de los pequeños accionistas a los que iba dirigido han aceptado el bono de fidelización del Santander, que les permite recuperar su inversión a cambio de renunciar a acciones legales.