El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, admitió ayer que «no es un buen momento» para que el Estado continúe con la privatización de su banco, debido a la baja valoración que el mercado da al sector financiero por los tipos de interés en mínimos históricos. Sin embargo, se mostró convencido de que en los «próximos meses» cambiará esta situación. «Tenemos que ser oportunistas, no estamos en una situación de agobio de tiempo, pero tampoco nos podemos eternizar», lanzó al nuevo Gobierno durante su comparecencia ante la comisión de investigación de la crisis en el Congreso.

El banquero ha dejado claro en los últimos años su deseo de seguir presidiendo una Bankia independiente y privada cuanto antes posible. Sin embargo, para tratar de recuperar más ayudas, el anterior Ejecutivo ya retrasó el plazo para salir del capital del banco de finales del 2016 al cierre del 2019, y hace unos meses el presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Jaime Ponce, aseguró que era posible volver a ampliarlo. La nueva ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha mostrado ambigua. «Existe un calendario para su privatización, pero tenemos tiempo: más importante que darse prisa es hacer las cosas bien; el objetivo es maximizar la recuperación de las ayudas públicas», apuntó en una entrevista en El País.

Goirigolzarri también insistió ayer en su defensa de la venta del 60% de Bankia en manos del Estado como «único paso que falta para normalizar el proyecto». Así, quiso dejar clara su oposición a perpetuar a Bankia como un banco público, una posición que siempre ha sostenido pero que cobra especial relevancia en un momento en que algunos de los grupos que apoyaron la moción de censura de Pedro Sánchez pretenden enterrar su privatización. Sería, advirtió, un «disparate» que llevaría al banco a la «mediocridad» y que supondría una «mala idea» para los contribuyentes.