Gamesa, con sede en la localidad vizcaina de Zamudio, y la empresa alemana Siemens ya tienen vía libre para fusionar su negocio eólico. La Comisión Europea confirmó este lunes que la operación no esconde problemas desde el punto de vista de la competencia porque ambos actores seguirán siendo competidores creíbles en el mercado y que, por tanto, puede concluirse sin compromisos adicionales.

Se trata del último paso de una operación que fue alumbrada el año pasado y notificada el pasado 6 de febrero a la Comisión Europea, que tiene la obligación de evaluar las concentraciones y adquisiciones en las que participan empresas con un determinado volumen de negocio e impedir aquellas operaciones que puedan obstaculizar de forma significativa la competencia. Este no es el caso, según han constatado los servicios de la competencia comunitarios, tras estudiar el impacto de la operación en los mercados de turbinas eólicas terrestres y marinas, en los que se solapan las actividades de ambas Gamesa y de Siemens. Según el análisis de la Comisión, el mercado de turbinas eólicas terrestres está bastante fragmentado ya que hay varios competidores y seguirá habiéndolos tras la fusión. En cuanto al mercado de turbinas eólicas marinas, aunque está más concentrado -los principales competidores son Siemens y MHI Vestas y Gamesa opera a través de su filial Adwen- "no es probable que la operación modifique perceptiblemente la situación desde el punto de vista de la competencia" porque "Adwen no ejercer una presión competitiva sobre Siemens", concluye Bruselas.

UN GIGANTE EÓLICO

El visto bueno de la CE era el último requisito pendiente para que la operación se pueda materializar, dado que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ya dio su aprobación al proyecto el pasado 14 de febrero. De la fusión surgirá un "gigante eólico" con 70 gigavatios (GW) instalados, 22.000 megavatios (MW) en pedidos, presencia en los cinco continentes, un beneficio neto de explotación (ebit) cercano a 1.000 millones de euros y 22.000 empleados.

Siemens tendrá el 59% del capital de la nueva compañía, mientras que el 41% quedará en manos de los actuales accionistas de Gamesa. Iberdrola contará con una participación del 8 % en la empresa resultante. La operación también conlleva el reparto de un dividendo extraordinario en efectivo de 3,59 euros por título. La sede del grupo se mantendrá en Euskadi y seguirá cotizando en la bolsa española, mientras que el negocio marino se dirigirá desde Hamburgo (Alemania) y Vejle (Dinamarca). La empresa vasca, que alcanzó el año pasado un beneficio neto de 301 millones de euros, el 77% más que en el 2015, prevé que la fusión se cierre en abril.