Uber tendrá que buscarse otro chofer para conducir la compañía. Al menos, temporalmente. Su consejero delegado, Travis Kalanick, ha anunciado que se cogerá una excedencia para recuperarse del reciente fallecimiento de su madre y meditar una estrategia para remodelar el liderazgo de la compañía, azotada por varios escándalos. La decisión llega en un momento particularmente delicado. El anuncio se ha producido minutos antes de que Uber concluyera una investigación interna sobre la cultura de la compañía, de la que se ha hablado mucho últimamente después de que algunos empleados denunciaran la agresividad que impera en sus cuadros y varios episodios de acoso sexual.

“Los recientes acontecimientos me han hecho pensar que las personas son más importantes que el trabajo”, ha escrito Kalanick en una carta a sus empleados. “Necesito tomarme un tiempo para llorar la muerte de mi madre, a la que enterré el viernes, y para pensar, para trabajar en mí mismo y centrarme en construir un liderazgo de primera clase”. La madre de Kalanick, de 40 años, murió a finales del mes pasado en un accidente de barco y su padre resultó gravemente herido.

Valorada en cerca de 70.000 millones de dólares y presente en unos 70 países, Uber ha revolucionado el transporte en taxi desde que echó a andar hace ocho años. Pero también ha sido una fuente constante de controversias por la cultura que impera en la compañía y varios desatinos de relaciones públicas. El informe interno recomienda limitar las responsabilidades de Kalanick, nombrar un gestor de operaciones, aumentar la transparencia interna y crear mecanismos para atender las necesidades de los trabajadores.

Después de que una ex empleada denunciara en febrero haber sufrido acoso sexual mientras trabajaba en Uber, así como el desdén de la empresa para responder a sus quejas, más de una veintena de trabajadores han sido despedidos.