"El producto interior bruto, el PIB, es a un país lo que el sueldo es para un individuo", define el profesor del IESE Eduardo Martínez Abascal, especialista en explicar de manera fácil aquello que otros se empeñan en complicar. Entre sus alumnos se encuentran empresarios de primer nivel, especuladores de bolsa e incluso políticos, todos ellos deseosos de recordar lo olvidado o poder preguntar sin pudor lo que deberían saber.

Sin embargo, la lucha contra el déficit emprendida por la ortodoxia económica de la eurozona enmascara la naturaleza simple del crecimiento económico y sus pilares conceptuales, que son los que influyen en el alza del PIB. Frenar o no el fantasma de la recesión depende de un conjunto de factores conocidos, pero en la práctica difíciles de controlar.

Los cuatro pilares del crecimiento

Recuerda a sus alumnos este profesor del IESE los conceptos básicos que definen el crecimiento económico, esto es el alza del PIB. Son simplemente el consumo, la inversión, el gasto público y la balanza comercial. No es más. Ni menos. Recuerda Martínez Abascal que el PIB español equivale, recuerden la cifra y no solo sus oscilaciones, algo más de 1.000 millardos de euros (1.000 miles de millones de euros). Y que Grecia es a Europa lo que Murcia a España.

Grecia supone poco para Europa

Con este planteamiento de choque, Martínez Abascal rompe el ya tópico que asegura que la crisis griega amenaza al euro, algo que los políticos repiten y en Bruselas reconocen que no es cierto.

Recesión asegurada para la inversión

Los gobiernos conservadores europeos, incluido el español, apuestan por aplicar medidas de apoyo a la inversión empresarial para evitar la recesión. Pero esa es una medicina de lenta digestión para que el PIB crezca. Básicamente porque la inversión española llegó a equivaler el 30% del PIB gracias a la burbuja inmobiliaria mientras que en los países de nuestro entorno ese porcentaje se encuentra en torno al 20%. En ese campo, la recesión está asegurada.

Recesión para salarios y consumo

El recorte de salarios, que se extiende como una mancha de aceite en España, afecta inevitablemente al consumo, otro de los pilares del PIB. El contexto además no invita al gasto desaforado precisamente. Hasta ahora, el peso del consumo en el PIB español era casi equivalente al de EEUU, muy por encima del de otros países europeos. Otro factor que empuja hacia abajo el PIB español. Recesión asegurada.

El error de recortar (demasiado) el gasto público

El gasto público es otra pata que sostiene el PIB. Se compone de una balanza en la que entran recursos y se distribuyen. Si el PIB baja, bajan los ingresos (impuestos) y por tanto el gasto público debe bajar también para evitar el déficit excesivo. Ese maldito déficit al que tanta atención prodigan los políticos y las agencias de calificación de riesgos. Sin embargo, cada vez que se toman medidas contra el déficit y se recortan los gastos, se reducen los ingresos previstos y el círculo vicioso se hace interminable. Recesión asegurada.

La esperanza de la balanza comercial

En el cuarto pilar del PIB se encuentra la balanza comercial. Si se exporta más de lo que se importa, el valor global del PIB aumenta. Quizá una vía para mejorar.

Economistas de prestigio apuestan por la salida de la exportación como clave para superar la crisis actual. Una devaluación drástica del euro junto a un prolongado periodo de tipos de interés ultrabajos revitalizaría una economía actualmente deflacionaria. Alemania se niega, pero cada vez menos. La cancillera alemana, Angela Merkel, teme que la inflación se dispare y avive fantasmas del pasado y se rompa la estabilidad del casi pleno empleo. Pero la amenaza de la recesión hace que esta vía sea la más probable para romper el círculo vicioso de la crisis.

Eduardo Martínez Abascal, desde el IESE, explica el asunto. Y no es el único.