La crisis del Deutsche Bank parece no tener final. Según se ha conocido hoy, el gigante financiero alemán sufrió durante el 2016 unas pérdidas de 1.400 millones de euros, una cifra importante que escenifica la profundidad del descalabro de la entidad aunque quedan lejos de los 6.700 millones negativos registrados durante el 2015, los peores de su larga historia.

Según apunta el semanario Der Spiegel, esta ligera mejora del Deutsche Bank ha decepcionado a los analistas, que estipulaban que el registro de pérdidas podría ascender a un máximo de 688 millones de euros, un tope que la entidad ha terminado doblando a causa principalmente de sus litigios abiertos en los Estados Unidos. El 2016 destinó 2.400 millones de euros a afrontar problemas legales. Los ingresos completos durante el año pasado se redujeron un 10% hasta los 30 millones de euros, algo con lo que se señala a la crisis interna y a un mercado con tipos de interés bajos que no gustan especialmente a muchos bancos alemanes.

El máximo responsable del principal banco alemán, John Cryan, ha querido rebajar el peso de esta mala noticia. “Nuestros resultados para el 2016 reflejan tanto la sistemática reestructuración del banco como la agitación del mercado”, ha asegurado. Para ello ha remarcado que el grupo presenta una buena situación de liquidez y un ratio de capital principal del 11,9%, lo que supone la mejor cifra del último año. Este importante indicador señala la capacidad financiera del banco para hacer frente a sus pérdidas y posiciones de riesgo.

CONTINUA EL DESCALABRO

A pesar del intento de Cryan por ser optimista, el Deutsche Bank afronta una profunda crisis en la que múltiples escándalos por sus malas praxis han debilitado y puesto en duda su imagen como principal referencia bancaria alemana. El 30 de setiembre, en una jornada de altibajos frenéticos, sus acciones se desplomaron hasta los 9,9 euros, precio mínimo histórico. Su caída en el parque lastró al sector bancario germánico y abrió la puerta a rumores y especulaciones sobre un posible plan de rescate para la hipotética quiebra una entidad que ha perdido parte de su credibilidad.

A la multa de 7.200 millones de euros acordada con la justicia estadounidense por participar en la venda de hipotecas basura a principios del año hay que sumarle otros 588 millones de euros por permitir el blanqueo de capital negro ruso desde sus sucursales en Moscú y Londres. Eso se ha traducido en una sangría para los empleados del banco. El año pasado se recortaron 1.100 millones de euros en salarios y hasta 1.360 puestos de trabajo.

A pesar de que el banco ha reiterado que tiene margen para hacer frente a esos litigios la innumerable cantidad de escándalos en los que el Deutsche Bank se ha visto envuelto merman su reputación. Muchos de sus mayores escándalos parecen zanjados, pero 2017 tampoco se presenta como un año sencillo. El gigante de inversión ya ha reservado 1.900 millones de euros para encarar las disputas legales que aún están abiertas. Y las que pueden llegar.