Endesa ganó 752 millones de euros en el primer semestre del ejercicio, un 15,2% más que un año antes, gracias a la bajada del precio mayorista de la electricidad y a las menores y más baratas compras de combustibles por la menor generación de sus plantas nucleares y térmicas. La reducción de estos costes de aprovisionamiento, junto a la caída de otros gastos de funcionamiento y a los mayores ingresos financieros, le ha permitido más que compensar la bajada de las ventas y el incremento de los desembolsos en personal para financiar su ajuste de plantilla.

En una conferencia a analistas para presentar los resultados, su consejero delegado, José Bogas, aprovechó ayer para asegurar que es «imposible» cerrar todas las centrales nucleares «a la vez». Es decir, cuando cumplan su actual ciclo de vida operativa de 40 años entre el 2023 y el 2028, como pretende hacer el Gobierno. Este cierre «temprano», advirtió, tendría un «gran impacto» en el precio de la luz, en la seguridad de suministro y en la emisión de gases contaminantes. También alertó de que clausurar las plantas atómicas a los 40 años podría provocar un déficit en la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) de entre 1.000 y 3.000 millones de euros, según estudios recientes, mientras que si se alcanzan los 50 años no se produciría.

Bogas desveló que su compañía ya ha comenzado a mantener «encuentros constructivos» con el nuevo Ministerio de Transición Ecológica para «buscar soluciones». Por su parte, el director financiero, Luca Passa, informó de que Endesa tiene previsto comenzar a reunirse tras el verano con Iberdrola y Naturgy (la antigua Gas Natural) para comenzar a estudiar si piden la ampliación de la vida útil de la central de Almaraz (Cáceres), la primera que alcanzará los 40 años de las que están en funcionamiento (en el 2023). Además, aseguró que la empresa considera un «escenario remoto» el posible cierre de las nucleares durante los próximos años, pero reconoció que de producirse podría replantearse su política de dividendo.

LOS OBJETIVOS DEL AÑO / La compañía controlada por el grupo semipúblico italiano Enel y presidida por Borja Prado confirmó sus objetivos para el año: 1.400 millones de beneficio y 3.400 millones de resultado de explotación. Hasta el cierre de junio, los ingresos cayeron el 0,7%, hasta los 9.934 millones de euros, por la reducción del valor de las ventas (2,4%) provocada por la caída de los precios. Los factores comentados, sin embargo, permitieron que el resultado bruto de explotación (Ebitda) de la compañía creciera el 12,4%, a los 1.804 millones, y el neto (Ebit) mejorara el 16,9%, a los 1.053 millones. La actividad de generación y comercialización en el mercado liberalizado fue la que más subió su beneficio (17,1%, a los 292 millones).

Por otra parte, el precio mayorista de la electricidad, que supone en torno a la mitad del recibo de la luz, ha bajado un escaso 2,3% hasta junio pese a la mayor generación hidroeléctrica y eólica debido a la situación «muy peculiar» que vive el mercado, según informó Endesa. El encarecimiento de las materias primas por el aumento de la demanda asiática y la parada de varias centrales nucleares impidió un recorte mayor.