España ha sido admitida este martes como uno de los miembros fundadores del nuevo Banco Asiático de Inversión e Infraestructuras(AIIB, por sus siglas en inglés), algo así como una alternativa al Banco Mundial, pero de influencia asiática. El AIIB abre nuevos horizontes de inversión para España en unos momentos en los que la economía doméstica afronta una creciente influencia asíatica de la economía tanto en exportaciones como en implantación directa de empresas españolas en China y creciente número de firmas asiáticas que tienen en el punto de mira al mercado español, como puerta de entrada hacia Europa.

Con un capital inicial del orden de los 100.000 millones de dólares, el AIIB dispondrá de recursos suficientes para abarcar mucho más que proyectos de ayuda para el tercer mundo. El peso de Asia en la inversión en infraestructuras a escala mundial aumentará hasta el 60% en el 2015, según Oxford Economics (el 34%, de China). El espíritu negociador de China se trasladará a este organismo multilateral, configurando un pastel que para muchos puede suponer en el futuro la puesta en duda del universo dólar y la apertura de nuevos polos de poder.

CAPACIDAD DE CRÉDITO

La expansión de la inversión directa china en el exterior es todavía difícil de calibrar. La internacionalización del renminbi (o yuan) y la creación de un sistema financiero alternativo de evaluación como competencia de las agencias americanas está en la agenda de las autoridades chinas. La potente estructura financiera que abre el AIIB posibilitará la concesión de préstamos equivalentes al 175% del capital inicialmente desembolsado, un elemento a tener en cuenta en una economía mundial con avidez insaciable de recursos.

PAPEL DE ESPAÑA

El papel de España en esta revolución financiera internacional es obviamente modesto, pero puede ser mayor de lo previsto a escala comercial tanto en exportaciones como en entrada de inversión directa en sectores clave como el inmobiliario, turismo, industria agroalimentaria e infraestructuras, muchas de ellas lastradas en los últimos años por falta de créditos baratos. El nuevo desembarco chino está a punto de desencadenarse.

CHINA, AL FRENTE

La condición de miembro en el AIIB permitirá a España no solo el derecho de voto sino también participar en la fijación de las reglas del juego y la política de la nueva institución. China será el máximo accionista en un reparto del capital regido por aportaciones, PIB y otros factores.

GOLPE A EEUU Y JAPÓN

La idea de un banco de inversión para el continente asiático fue citada por primera vez por el presidente de China, Xi Jinping, en una gira por el sureste de Asia en el 2013, y empezó a tomar forma un año después, cuando 21 ministros de Finanzas de Asia, entre ellos los de India, Tailandia o Malasia, firmaron el acuerdo de fundación. Otras naciones asiáticas inicialmente escépticas con el megabanco chino, como Indonesia o Corea del Sur, acabaron uniéndose a la iniciativa. No así Japón, que siempre ha puesto en duda la transparencia de una nueva institución que hará sombra al Banco de Desarrollo Asiático, creado en 1966 y dominado por Tokio.

En Asia, prácticamente sólo Japón, Corea del Norte y varias naciones en conflicto, como Irak, Siria, Afganistán o Yemen, estarán ausentes de la composición inicial del AIIB. El mayor ausente, en todo caso, es Estados Unidos, país donde se considera al AIIB como un contrapeso de Pekín al orden financiero internacional nacido en 1944 en Bretton Woods, con el BM y el Fondo Monetario Internacional como pilares fundamentales.