El BBVA y el Santander llevan un tiempo cobrando de forma puntual a grandes inversores institucionales por sus depósitos, según han confirmado fuentes del sector, aunque no lo hacen de forma generalizada ni tienen sus sistemas informáticos adaptados para aplicar intereses negativos. Los dos bancos se remiten oficialmente a las declaraciones que realizaron sus directivos en las ruedas de prensa de presentación de resultados del pasado junio en las que reconocieron que esta práctica se empezaba a aplicar a determinados clientes. "Efectivamente hemos seguido cobrando por saldos a las empresas sobre todo saldos a plazo y limitando los saldos transaccionales en la medida en que a nosotros nos cuesta dinero ese exceso de liquidez. Dependiendo de los saldos del cliente y de los plazos suelen ser entre -0,15% y -25%", afirmó Carlos Torres, consejero delegado del BBVA, el pasado junio. Se trata de la misma estrategia que sigue el Santander de negociar con los clientes con grandes posiciones caso por caso, según han reconocido fuentes de la entidad. Se trata de mutuas, fondos de pensiones y grandes clientes con los que las entidades tiene una gran transaccionalidad.

De momento, bancos como CaixaBank, Bankia, Popular o Sabadell niegan que estén repercutiendo el coste del BCE a los clientes. Pero la realidad es que el conjunto del sector financiero sigue muy pendiente de los movimientos de los dos grandes bancos para tomar posiciones. "Nadie quiere ser el primero en empezar la guerra, pero todos somos conscientes de que en el último trimestre del año habrá movimientos en este sentido", explican desde una entidad financiera mediana. "Es lo mismo que ocurrió en su momento con las cuentas remuneradas o las comisiones en los cajeros, nadie quería dar el primer paso", advierten en el sector. La línea roja sería cobrar a los clientes minoristas o a las pequeñas empresas (pymes), conscientes de que sería una medida impopular que, en caso de ponerse en marcha, generaría una gran polémica. Y la reputación de la banca todavía está muy tocada tras el rescate financiero del 2012.

Pagar al banco por llevarle dinero en vez de cobrar un interés por el depósito hubiera parecido una mala broma antes de la crisis financiera. Pero empieza a ser una realidad en Europa. ElRoyal Bank of Scotland ha sido la primera gran entidad financiera que ha comunicado abiertamente que empezará a cobrar a grandes clientes por sus depósitos. En concreto, el banco tiene intención de aplicar tipos de interés negativos a aquellos grandes clientes que operan con opciones y futuros y, por consiguiente, mantienen depósitos como garantía. También el alemán Postbank empezará a cobrar a todos los clientes con saldos inferiores a 3.000 euros en la cuenta una comisión de 3,90 euros al mes. Se trata de la respuesta de las entidades financieras a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).

Durante la crisis, la institución ha ido bajando los tipos de interés hasta dejarlos en el 0%. Para estimular a los bancos a prestar dinero (sin demasiado éxito), el banco central aplica también un interés del -0,4% al dinero que le depositan los bancos, es lo que se conoce como tipos negativos. En este contexto, los bancos han visto cómo sus márgenes empiezan a deteriorarse como consecuencia del traslado de la bajada de los tipos de interés a las carteras de crédito referenciadas al euríbor, junto con el coste de pagar al BCE para guardar el dinero. "El dinero quema en las manos, nadie lo quiere ahora", explica de una manera muy gráfica una fuente del sector financiero. Para los clientes corporativos, pagar un tipo de interés por depositar un dinero a buen recaudo no es algo tan difícil de asumir como para el cliente pequeño. "Las empresas prefieren tener una pérdida pequeña y controlada pagando un interés, que una pérdida mayor e incontrolada colocando el dinero en activos no seguros", explican en el sector. Este es el motivo por el cual los inversores pagan por comprar deuda alemana.